Capítulo 12

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— ¡Me quiero morir!

Hange se sujetaba, fuertemente, la cabeza, le dolía mucho al punto de creer que explotaría. Estaba sentada en el asiento del copiloto del auto en que había regresado la noche previa.

— Ya, tómate esto —escuchó a su lado.

Levi acababa de regresar a su vehículo con unas píldoras para aliviar el dolor de su amiga. Se habían detenido en una farmacia y compró, también, una botella de agua. La necesitaba trabajando ese día así que no podía tenerla con una gran resaca en la oficina.

— Gracias —mencionó cuando terminó de beberse toda la botella—. No me dejes beber otro día, por favor —pidió casi en suplica, con sus parpados cubriéndole la visión para que no la mareada el movimiento de los escenarios en cuanto el carro arrancase.

— Como si eso fuese posible...

El Ackerman sabía que, no importaba que tanto le quitase el alcohol, ella siempre encontraría una forma de beber cuando quería hacerlo. No prestaría atención a ese detalle, no en ese momento. Se estiró un poco para colocar bien el cinturón de seguridad frente a Hange, sabiendo lo descuidada que era en ciertos aspectos, seguro que no se lo ponía ni cuando avanzaran por la carretera.

Por su parte, la castaña había estado quejándose mucho de la resaca que tenía, pero aquel roce del pelinegro por su hombro derecho y su costado izquierdo la hizo estremecerse de una forma que no la sorprendió pero que le causaba una sensación electrizante. Él se alejó para salir del aparcamiento frente de la farmacia y dirigirse a la empresa.

— Por cierto... —Hange quiso romper el pequeño silencio que se había formado en aquel reducido espacio— Esta mañana recibí un correo muy bueno.

— ¿Un correo? ¿De qué se trata? —cuestionó sin despegar la vista del frente.

— El otro día fui con Nana a ver sitios donde quedarme —empezó a contar—, encontré uno adecuado y prometieron enviarme un correo cuando ya pudiese firmar el contrato. No es tan grande como el que tienes, ni tan lujoso, pero está bien para que pueda vivir ahí. Está lejos de la universidad pero cerca al trabajo así que podré dormir un poco más en las mañanas.

La idea de comentar aquella información era poder matar ese momento de mutismo que se había formado un rato atrás, pero ahora pareciera que no había servido de nada porque Levi no le respondía. ¿Tan concentrado estaba en conducir? Esa acción nunca ha sido difícil para él como para, ahora, ser tan cuidadoso... aunque eso no significa que no debiera serlo.

— ¿Ya es algo seguro? —respondió después un largo rato.

No podía justificar su demora en su respuesta pero su última pregunta hizo que el tema se viera como uno común. ¿Estaba preocupado? Lo estaba, pero eso no significaba que debiera demostrarlo abiertamente.

— ¡Lo es! —ella parecía emocionada— ¡Ay! —su entusiasmo la llevó a moverse bruscamente, lo que le trajo dolor en la sien— Al fin podré llamarme, formalmente, independiente... esa palabra se oye bonita y costosa también... —eso último la desanimó un poco.

Él no dijo nada más sobre eso, dejaron el tema ahí. aunque Hange lo vi extraño, no se detuvo a pensar demasiado, suficiente tenía con esa jaqueca.

***

Hange agregaba un documento más a la carpeta de "revisados", de esa manera los tenía organizados, aquellos que debía de tenerlos listos para la semana siguiente. Se tiró hacia atrás sobre su silla y se estiró para desperezarse. Aquel escritorio la recibió después, cuando se recostó sobre él y pudo descansar un rato.

Operación: Arruinar una boda [Levihan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora