Capítulo 5

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No era muy común, pero tenía la sensación de haber dormido más de lo normal. La habitación parecía estar casi en silencio; apenas se percibía una respiración pausada, tan lenta que la había ignorado por un buen rato. Debía de ser muy tarde ya, pues las cortinas, oscuras y completamente cerradas, se veían muy claras. Generalmente, se habría preocupado, internamente, por pensar en la hora que debía de ser, pero era domingo, y no tenía trabajo, todo debía de estar bien...

— Realmente, pensaba que todo lo del día de ayer había sucedido en mi mente —escuchó una voz femenina.

Levi tomó más consciencia y alzó la vista, topándose con la imagen de su madre. Kuchel podía entrar al lugar ya que conocía la contraseña, y ahora se mostraba muy seria, con una mano sobre su cadera y la otra colgando del otro lado... no parecía feliz.

Con un poco más de rapidez de lo normal, el Ackerman se incorporó dándose cuenta, recién, que había estado durmiendo en el piso, y sintiendo, además, un peso que cayó a un lado, al suelo también.

— ¡Ay! —se oyó un quejido— Se supone que hoy no tengo clases ni trabajo... —Hange se frotaba un lado de la cadera que se había golpeado recientemente.

— Buenos días, linda —saludó Kuchel, con una sonrisa irónica que ocasionó, por primera vez, una sensación de incomodidad.

La reacción natural de Zoe fue de sonreír de vuelta pero con claro nerviosismo, se sentía como antes de un examen para el que no había estudiado, y eso era sumamente raro. Temía ganarse la desaprobación de aquella mujer, sobretodo porque la estimaba mucho, suficiente decepción era la que sentía su familia por ella, no era necesario que aquella azabache la tomara por una mala persona.

— Bueno días... —saludaron ambos, sentados aun en el suelo, no tenían mucho coraje para levantarse, les era más cómodo que la mayor los viera desde arriba.

— Párense de una vez —tuvieron que obedecer ante aquella orden que, aunque salió con voz tranquila, parecía una exigencia—. Ya que es de mañana, un domingo común... quiero que me expliquen qué fue lo de ayer, porque no imaginan la vergüenza que pasé al tener que ver a la familia de Petra después de que se fueran de ahí —ahora sí, su rostro se volvió sombrío, típico de los Ackerman.

— Bueno... hay una buena respuesta para eso... —empezó Hange, quien se esforzaba por mantener seriedad pese a haber despertado recién; además de que no podía ver sin sus lentes, que por cierto... ¿dónde estaban?

— Disculpa, hija —interrumpió Kuchel al notar que su mal humor no debía dirigirse a la castaña, apostaba a que el de la idea fue su hijo, aunque no podía dejar de culpar a Hange por seguirlo en sus planes—, pero prefiero que me lo explique Levi primero.

— ¿Qué tengo que decir? —respondió el aludido— Sabías, desde un principio, que no estaba de acuerdo con nada de eso.

— Solo me lo dijiste una vez, y no insististe... Esa no era la forma.

— Entonces, ¿cuál era? De cualquier modo, no hubiesen cancelado ese estúpido compromiso —se quejó con un tono tranquilo pero hostil, había estado enojado por eso durante un buen tiempo.

Kuchel sintió el reclamo como algo muy serio, sabía que era extraño que su hijo se opusiera a algo que decidiera la familia, casi nunca lo hacía, por lo que reconocía que no lo había tomado muy en serio, además de que solo dijo estar en contra una vez, y fue de una forma tan desinteresada que pasó muy desapercibido.

Asimismo, estaba el tema de la empresa, pues la decisión fue tomada en base a los beneficios que traería consigo aquella unión, Levi nunca había rechazado algo que involucrase esos intereses. El Ackerman parecía ser alguien a quien le daba igual muchas cosas, pero nunca creyó que el tema de un matrimonio arreglado fuese tan serio, parece ser que fueron muy lejos esta vez...

Operación: Arruinar una boda [Levihan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora