Capítulo 2

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Eran casi las once de la noche, pero las calles aún estaban bastante iluminadas y muchas personas caminaban por esos lares como si del mediodía se tratase. Eso era bueno para Hange, quien no tenía que preocuparse de pasar por callejones oscuros y solitarios. Logró llegar hasta el complejo donde vivía su amiga Nanaba. Piso tres, puerta 302, llamó por el intercomunicador y fue rápidamente atendida.

— ¿Qué te parece si me dejas entrar? —fue lo único que dijo Hange cuando contestaron la llamada.

— Sí, sí, pasa —dijo la rubia abriendo la puerta y dejando entrar a su amiga.

— ¿Cómo ha estado mi querida amiga? —la castaña se lanzó a abrazarla en cuanto la tuvo al frente.

— Bien, bien —alcanzó a decir en ese caluroso abrazo—. ¿Entonces? —cuestionó, Hange no la iría a ver a esa hora de no ser por algo importante.

— Necesito que me prestes un vestido para la ceremonia de mañana —confesó.

— ¿Qué? —se sorprendió un poco— Creí que ya tenías uno listo, eres dama de honor, ¿cierto?

— No puedo ser dama de honor —admitió la castaña algo decaída.

— ¿Por qué no? —se preocupó la rubia— ¿Petra te descartó? ¿Se enteró que eres la ex de su prometido?

— ¿Qué? ¡No! —se apresuró a responder Hange— Petra es tan linda —comentó con ojos soñadores—, recuerdo cómo me pidió ser una de sus damas de honor ya que soy la mejor amiga de Levi.

— Sí, claro... mejor amiga —Nanaba rodaba los ojos.

Hange notaba esa ironía en la respuesta de su amiga, pero decidió ignorarla, no era momento para sacar a relucir ciertos temas que no venían al caso. Se dirigió al vestidor de la rubia y buscaba entre los closets, los vestidos formales que pudiesen haber.

— Aun no me dices el porqué necesitas otro vestido —Nanaba se cruzó de brazos y se apoyó en el umbral de la habitación mientras observaba a la de lentes revisar cada espacio del lugar.

— Haré algo impensable mañana —respondió la de ojos café y encontró lo que buscaba—, y no puedo mostrarme como dama de honor.

— Cuando dices impensable, ¿te refieres a algo que tú no harías? ¿o algo que una persona normal no haría?

— Graciosa —no le hizo ninguna gracia—. Si quiero verme como una amante odiosa... ¿debería usar el azul o el verde? —se debatía entre dos vestidos en ambas manos.

— Ninguno, ya dime qué harás —exigió la rubia.

— Debo oponerme a esa boda —contestó tranquila—, no dejaré que Levi se case —seguía buscando otras opciones en aquel armario.

— ¡Lo sabía! —exclamó Nanaba— Te sigue gustando Levi, por eso quieres oponerte a esa boda —se la veía feliz—. Ya entendí a qué te referías con impensable...

Hange detuvo lo que estaba haciendo y se enfocó en observar a su amiga, quien parecía estar dando saltitos de alegría, no entendía por qué.

— No es eso, Nana —quiso aclarar—. Voy a detener esta boda porque me lo pidió el mismo Levi.

— ¡Ah! Entonces es él quien te pidió hacerlo... —asentía feliz con los ojos cerrados, cambiaba la perspectiva— ¿Se te confesó, te dijo que detuvieras todo y que huyan juntos? ¡Me encanta la idea! —la rubia estaba eufórica.

— Espera, me lo imagino —Hanji lo pensó un momento y luego empezó a carcajearse—. ¡Muy buena, amiga! —seguía riéndose.

— ¿No fue así? —se desilusionó la chica— Es un cobarde... —murmuró.

Operación: Arruinar una boda [Levihan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora