Daphne necesitaba aclarar su mente y ordenar sus pensamientos. Las cartas estaban sobre la mesa, ella debía aceptar cualquier cosa que le ofrecieran y no solo porque Hades conocía su mayor secreto, sino porque era capaz de matarla.
Esa última palabra la tenía alterada. Como con Shelby ellos eran capaces de hacerla desaparecer y tan solo pensar en no poder ver a su familia o amigos de nuevo le daba escalofríos.
Le dieron su tiempo para analizar todo, y lo hizo en una habitación que se encontraba ocupada por una litera individual y una lámpara, que no iluminaba mucho.
Daphne quería huir, era obvio por la forma en la que se movía de un lado a otro. Pero había algo, una mínima chance de que no quisiera y en su cabeza eso no tenía sentido. Las palabras de Hades se hicieron presente y la posibilidad de ser capaz, la asustó.
Ella normalmente no era capaz para muchas cosas, solo las cosas funcionaban porque lo hacían y ya. ¿Qué significaba ser capaz, para alguien como ellos?
—Oye D. La pizza ya está lista, por si quieres comer algo—la voz de Flama sonó del otro lado de la puerta. Necesitaba conseguir su celular, pero lo había dejado en el campo de juego cuando la luz se apagó.
De verdad quería regresar con sus amigos y olvidar que todo esto pasó.
Salió de nuevo con los tres asesinos que la esperaban para cenar y la imagen fue casi graciosa. Flama se encontraba devorando una porción, como si nunca hubiera comido una en su vida. Cruella necesitaba cubiertos para hacerlo y Daphne notó una especie de repugnancia hacia el contacto físico, sin sus guantes. Hades simplemente lucia distante, como pensando.
Lentamente se acercó a la mesa y se sentó en una esquina, buscando mantener distancia.
—Pedí de muzzarella, no estaba seguro de cual comías.—Flama volvió a tomar la voz cantante.
—Eh...gracias, pero no puedo comer carbohidratos.—respondió, con sus manos apretadas en su regazo.
—¿Por qué no?—le preguntó, interesado.
—Pues, cuando estoy cerca de un partido o debemos entrenar para una competencia, debo cuidar las comidas—explicó Daphne, luego de tomar aire e intentar no tartamudear. Los observaba y no parecían que pudieran matar a alguien, solo parecían chicos malos...
—¿Es necesario hacer eso para dar unos saltos con pompones?—preguntó Cruella con cierto tono de burla.
Daphne se acomodó en su lugar y tragó saliva—Pues, no solo hacemos eso. Requiere mucho esfuerzo físico, hay rutinas muy complejas que ameritan que cuidemos nuestro equilibrio alimenticio.
—Vale.—la chica respondió sin darle mucha importancia.
—¿Qué quieres?—preguntó Hades, sacando su celular—Debes comer algo.
—Gracias por tu preocupación, pero preferiría irme a mi casa.—Daphne se enfocó en él, si entiendo se enojada y fastidiada.
Si quisieran matarme no me estarían ofreciendo comida.
—Bueno, que pena que eso no sea posible. A menos que aceptes, claro.
—Yo no aceptaré nada, y estas demente si crees que lo haré.
Hades sonrió.
—Sabes que si prolongas esto será peor ¿no?—se apoyó en la mesa, inclinándose a ella—Tranquilamente puedo ir a la policía y confesar todo.
—Nadie te creerá.
—Oh. Te aseguro que lo harán.
Las manos de Daphne estaban cerradas en puños. Estaba muy molesta y quería golpear algo. Preferentemente la cara de alguno de estos locos. Como no iba a decir nada, Hades regresó a su lugar y comenzó a comer.
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MADNESS ©
Teen FictionEldrid es un pueblo pequeño y todos se conocen entre todos. Entonces ¿porque Daphne nunca escuchó de la llegada de el chico misterioso que conoció una noche lluviosa? Y ¿porque su llegada cambiaría el rumbo de su vida? Diseño de portada por Julijo...