Al regresar al antiguo manicomio, Daphne no podía mantenerse en pie. Era mucho el dolor en el que estaba.
—Fue muy bueno, D. Me encantó que utilizaste el truco del que te hablé—Flama le dijo, antes de subir las escaleras y perderse en su habitación.
—Debo admitirlo porrista, eres buena—Cruella confirmó, también dirigiéndose a la suya.
Mirando al techo y tirada en el sofá Daphne no podía pensar en nada más excepto la palpitación de su cabeza y el ardor de su mejilla y sus costillas. Creía que se moriría, de verdad.
—Quítate la chaqueta—le dijo Hades, que venia con un par de cosas para ayudarla.
—Quiero irme a mi casa, ¿puedo hacerlo?—inquirió. No podia pensar con claridad, pero si sabia que estar en ese lugar no era correcto. Seguia temiendo de Hades, lo que pudo ver de los tres fue demasiado para ella, entendió que si podian lastimarla y muy feo.
—Te irás cuando te cure las heridas.
—No quiero que me ayudes, estoy bien—sentenció ella, levantándose del sofa. Al segundo en que se sostuvo con ambos pies, volvió a caer rendida.
—Puedo notarlo.
Hades se sentó a su lado y comenzó a quitarle la chaqueta lentamente mientras Daphne hacia muecas de dolor. Estaba más lastimada de lo que creía, tenia varios morados por los brazos, sin contar del dolor en sus costillas que era como si le hubieran pegado más de diez pelotazos en la zona. Su cara debía ser un cuadro digno de Picasso.
—¿Conseguiste lo que querias?—le preguntó Daphne, mientras el joven terminaba de limpiar su rostro.
—La misión esta completa, es lo único que importa.—respondió él, separándose para tirar algunas gasas humadas con sangre.—Levántate la camiseta, debo verte.
Daphne no lo hubiera hecho sino fuera porque de verdad temía habérselas roto.
Cuando hizo lo que Hades pidió, este llevó sus dedos a la zona. Esos dedos que hace minutos estaban matando personas, estaban fríos y acariciaban la blanca piel de la porrista.
—¡Mierda!—gritó ella, quitando su mano—¡No hagas eso!
—No están fracturadas, pero deberás descansar unos días para poder volver a tener la movilidad normal.—le aconsejo.
—No puedo descansar, tengo una competencia para la cual debo ensayar.—murmuró entre gruñidos de dolor.
—Que pena que no podrás hacerlo. Tomate un antibiótico ahora, para calmar la molestia y pásate esta crema cada dos horas.—le indicó, como todo un doctor mientras le aplicaba una crema helada.
Daphne no entendía la preocupación repentina y no entendía porque ella fue la que salió más lastimada que todos. Miró a Hades que observaba su abdomen con cierta molestia.
—Te llevaré a tu casa por la mañana. Ahora duerme.
—¿Qué? ¡No! ¡No pienso quedarme aquí!—gritó intentando enderezarse, pero Hades la inmovilizó por los hombros.
—¿Qué les dirás a tus padres cuando te vean entrando así en medio de la noche? ¿Eh? Solo trato de cuidarte. Podrías agradecer.
—¿Agradecer?—soltó ella con una risa—¿Agradecer qué? ¡Me amenazaste para que haga esto! ¡Por tu culpa maté al chico! ¡Eso les diré!
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MADNESS ©
Teen FictionEldrid es un pueblo pequeño y todos se conocen entre todos. Entonces ¿porque Daphne nunca escuchó de la llegada de el chico misterioso que conoció una noche lluviosa? Y ¿porque su llegada cambiaría el rumbo de su vida? Diseño de portada por Julijo...