La Hyper-saga - Leyendas del Dodo y el Hiesho.

◘ ◘ Capítulo 12: Una nueva isla. ◘ ◘

Días después de los hechos ocurridos dentro de la fortaleza del imperio Dodo. En el pueblo de Hypercraft, dentro de la gran casa de Darkox. El grupo de aventureros o, mejor dicho, héroes, llevaban a cabo una celebración por su gran y más reciente victoria en la fortaleza.

La comida en la mesa era un festín de los grandes. La bebida nunca falto, y la conversación estaba a tope de emoción. Los héroes disfrutaban como nunca lo habían hecho.

Al cabo de un rato, cuando el festín terminó, los héroes pasaron a divertirse fuera de la casa de su gran líder. Dino, Zilio y Kevin disfrutaban de las maravillosas vistas que ofrecía la hermosa playa al borde de la costa mientras jugaban un poco en las tranquilas aguas del mar.

Por otro lado; Darkox, Chespin y Samurái se encontraban bebiendo y conversando en la terraza de la casa. La conversación acerca de la nueva misión que el dios Dodo intrigaba a los tres principales guerreros más fuertes del grupo. Sin embargo, la bebida interrumpía un poco y a veces las cosas cambiaban de dirección. Había que dejarlos disfrutar un poco igual.

Luis y Gian se encontraban fuera recolectando algunos minerales del bosque oscuro para venderlos y comprar nuevos libros encantados al bibliotecario del pueblo. Eran necesarios para poder potenciar el poder de las armas nuevas que los dioses les habían dado, al igual que para mejorar su eficiencia y durabilidad. Luis y Gian eran los únicos que aún estaban sobrios después de tal celebración, pero intentaron no hacer que la carga de trabajo arruinara el humor.

Por último, Drago se encontraba sentado en un mirador construido en la cima de un faro al borde de la costa; bebiendo un jugo extraído de una planta muy extraña y disfrutando de una revista que parecía pertenecer a otro mundo. Todo eso mientras contemplaba como el ocaso terminaba; mientras que una luna llena salía por el lado contrario por el que el sol se ocultaba.

Según algunas leyendas contadas en el reino de los dragones, la luna era un símbolo de paz para el mundo. Pues al ser el sol el que marcaba el inicio de la actividad y el trabajo; la luna era aquella encargada de dar descanso a todo ser vivo. Sin embargo, también se creía que era un símbolo de poder, pues al caer la noche, su luz podía atraer criaturas desconocidas que deambulaban por la oscuridad. Algunas de ellas buenas, y otras malas, pero siempre había un equilibrio en todo eso.

Volviendo con nuestros héroes. Al caer la noche todos se reunieron en la mesa del banquete para dar por terminada la celebración con un momento de respeto a los dioses y, terminado eso, todos volvieron a sus hogares para disfrutar de un buen descanso. Sin embargo, Drago volvió al mirador en el faro para seguir apreciando la hermosa luna que aquel día se alzó en los cielos.

Darkox, mientras tanto, le observó mientras se retiraba del lugar, pensando en que cosas podría estar pensando el solitario Dragón. Así que comenzó a seguirle desde muy atrás para no molestarle.

Al llegar al mirador en el faro, Drago se dio cuenta de la presencia de Darkox justo detrás de él y procedió a preguntarle por qué le había seguido hasta allí. Darkox respondió tranquilamente que quería saber en qué estaba pensando en un sitio tan solitario y tranquilo.

Drago le explicó a Darkox acerca de las leyendas de sus tierras natales acerca de la luna. Después de eso mencionó que ver la luna le recordaba un poco a su pasado en las tierras de "El Fin", por lo que sentía nostalgia al recordar aquellos buenos momentos.

Así que, durante una tranquila conversación acerca del pasado trágico de aquel pobre dragón, Drago tomó un catalejo y lo apuntó directamente hacia la hermosa y brillante luna. Al comenzar a observar por el catalejo, Drago optó por concentrarse más en apreciar la luna que en seguir con la conversación, así que Darkox, con la intención de darle un momento a solas a su compañero, dio un último vistazo al mar y después se dirigió a las escaleras para bajar del mirador.