◘ Capítulo 6: Forjando una comunidad ◘

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Semanas después de haber aceptado a Samurái en su comunidad, los viajeros comenzaron a dedicarse al comercio con algunas de las cosas que Drago se dedicaba a hacer en su laboratorio en la montaña. Estos productos eran mayormente pociones y encantamientos raros que podían venderse por muchas monedas, pero más que nada, atraían a más gente a la pequeña comunidad que ellos habían establecido en la base de la montaña.

Esto lo hacían debido a que, como aventureros, debían de tener alguna forma de mejorar su equipamiento y, desafortunadamente, las forjas y minas más grandes de la región se encontraban a kilómetros de distancia de donde habían creado sus hogares. Así que, debían intentar atraer a personas con capacidades de herrería y minería a la aldea.

Los días pasaban, y los rumores acerca de un hechicero muy poderoso cerca de la montaña se esparcieron por la región. No tardo mucho tiempo hasta que las personas interesadas comenzaran a llegar a la zona para comprar estos bienes extraños. Tras un par de meses, la zona se volvió popular y se descubrió el potencial de la región.

La gran costa cerca de la montaña era perfecta para la pesca; las cuevas cerca de esta tenían muchos minerales muy raros y en gran cantidad. La madera de los bosques cercanos podía ser un muy buen material que un carpintero podría aprovechar, etcétera. En resumen, la zona era un buen lugar para un pueblo mercader lleno de oficios; y fue así, como en un año, la gente comenzó a establecerse en la zona. Sin embargo, fue difícil para los nuevos pobladores no intentar huir por la presencia de un zombi en la aldea. De igual manera, había problemas para relacionarse con Drago, pues al ser un dragón de la dimensión que había arrasado con pueblos enteros, muchas personas le tenían un rencor guardado.

Después de un largo tiempo de mejoras, ampliaciones y prosperidad en la nueva aldea fundada por los aventureros. Las complicaciones sociales con Kevin y Drago se fueron esfumando poco a poco, llegando a un punto en que las personas aceptaran a Drago por ser el único mago en la región con la capacidad de curar personas de heridas mortales y vender productos mágicos de gran calidad.

Finalmente, un nuevo pueblo en la base de la montaña solitaria se había unificado. Las personas iban y venían; los aventureros llegaban y se hospedaban en posadas creadas por el gremio de aventureros del pueblo. Los comercios eran prósperos, sus mercancías se vendían como pan caliente y los recursos de la zona se utilizaban para mejorar la economía del pueblo. Todo iba de maravilla, hasta que, en un día como cualquiera, se hablaba por todo el pueblo de la llegada de un herrero perteneciente al clan OF. El rumor llegó a oídos de los aventureros fundadores, quienes se pasaron por el local de este herrero para investigar si la información era correcta.

Al llegar a la forja, el herrero les dio la bienvenida como era debido. Procedió a preguntar en que les podía ayudar y los aventureros contestaron con respeto. No había ninguna señal de que el tipo fuera del clan OF, hasta que, al voltear para enseñarles la gran cantidad de espadas que estaban a la venta, el herrero dejo expuesta una de sus marcas características del clan OF. Los aventureros, al saber que los rumores eran ciertos, procedieron a investigar más.

El herrero por su parte no se negó a hablar. Dejó en claro que era del clan OF, pero sus relaciones con el clan habían sido cortadas por el mismo. Parecía ser que el herrero era un exiliado del clan, pero no había que adelantarse a otras posibilidades. Los aventureros le intentaron preguntar si esa era su verdadera razón, pero esto incomodo más al herrero, haciendo que se negara a dar más respuestas y echarles de su local.

Un miembro del clan OF en la aldea solo haría que la paz se fuera del pueblo. Pues al ser el clan más infame de la dimensión madre, esto podría generar un descontento con los demás aldeanos y visitantes del pueblo. Por lo que, de ahora en adelante, los aventureros le echarían un vistazo a cada movimiento que hiciera, pues, aunque desconfiar de un exiliado voluntario de dicho clan parecía erróneo, no podían arriesgarse a que fuera un posible espía y diera información clasificada a los demás miembros del clan.

Los días pasaron, la época de tormentas estaba a la vuelta de la esquina. Lo cual significaba que conseguir recursos del bosque podría ser bastante peligroso, pues criaturas babosas de colores muy llamativos salían cuando había lluvia en los bosques de la región, siendo una amenaza bastante grande en grupos grandes.

La gente comenzaba a recolectar recursos y a cultivar comidas de la temporada, pues la humedad era perfecta para algunas plantas que servían de alimento. También, se preparaba con anticipación un rompeolas en la costa a modo de protección contra las mareas altas. Esta época era en la que más productividad tenía el pueblo, y entre todos los comercios que aprovechaban los recursos de temporada, la herrería también cerraba para conseguir minerales especiales que solo aparecían en escasas cantidades en el bosque sagrado.

Al ver que el herrero del pueblo salía al bosque sagrado, Samurái se ponía en alerta de que pudiera estar tramando algo. Por lo que, en cada uno de sus viajes para recolectar recursos, samurái le vigilaba desde las sombras para que no fuera a hacer nada malo. Al principio el herrero no parecía percatarse de la presencia de Samurái, pero después de varios viajes, comenzó a incomodarle más y más llegando a ser molesto para el herrero y, por consecuencia, provocando que dejara de hacer viajes de recolección al bosque.

Tras un par de días en observación, el herrero fue en persona a la alcaldía del pueblo para quejarse de la forma en que le estaban tratando los aventureros fundadores. Y después de una charla muy grande, nada logró resolverse; por lo que, molesto, regreso a su casa y se mantuvo encerrado por un par de días.

Fue difícil dar con él durante un tiempo, pero cuando las tormentas llegaron, el herrero aprovecho la oportunidad y salió nuevamente en búsqueda de recursos al bosque, vigilando que no le siguiera nadie por detrás y tomando una capa protectora de la lluvia para su viaje por el bosque.

Sin embargo, las cosas se complicaron con los monstruos que aparecían en la temporada y el herrero no pudo escapar. Por lo que tuvo que arreglárselas para encontrar un refugio y defenderse de la oleada de monstruos de slime que le seguían.

Al llegar a una cabaña abandonada, preparo un par de cosas para iniciar una fogata y cocinar algunos champiñones que había logrado obtener en su recorrido. La tormenta era muy fuerte como para seguir revisando el bosque, por lo que la mejor decisión era quedarse en aquella cabaña que la naturaleza había tomado a lo largo de los años. Pero no mucho tiempo después, un ruido detrás suyo atraería su atención. Al voltear, descubrió que Samurái estaba en el lugar con él, por lo que, muy molesto, exigió saber el porqué de haberle seguido todo este tiempo.

Samurái, con calma, respondió a la pregunta diciendo que esta vez no le estaba siguiendo, si no que, esta vez él había llegado a él de manera natural. El herrero, enfadado, no estaba del todo convencido que la situación haya sido así. Así que volvió a exigir la verdadera razón de estar ahí siguiéndole a través del bosque.

Samurái contesto a lo que el herrero preguntaba. Mencionando que su origen del clan OF llamaba su atención, pues al haber sido el que termino con las guerras en su tiempo, el clan OF podría seguir siendo un peligro para los habitantes del pueblo. El herrero, un poco más calmado tras haber recibido su respuesta, recalco que su separación con el clan OF era permanente. Él ya no tenía nada que ver con su gente y, de igual manera, no quería saber nada más de ellos. Tras esto, una conversación tranquilizada se encendió en la escena, siendo solamente un antiguo guerrero y un herrero exiliado de su clan por voluntad propia los que charlaban en el lugar con el sonido de las gotas de lluvia de fondo. Al final, Samurái descubrió el nombre de aquel herrero: Gian. Ahora, con su nombre, podía confiar más de él; pues muchas veces, los guerreros del clan OF nunca mencionaban sus nombres por conveniencia.

La lluvia pasó. Samurái pregunto a Gian si las cosas ya estaban bien, disculpándose de antemano por haberle seguido el rastro por los últimos días. Gian, sin remordimientos, acepto la disculpa de Samurái y respondió tranquilamente a su pregunta con un sí. Más tarde, al volver a la aldea, Samurái le llevo con los demás aventureros fundadores para que pudieran resolver el malentendido que hubo y dejar atrás el juicio que se le tenía hacia su persona por ser un exmiembro del clan OF.

Sin embargo, las cosas se complicarían un poco; pues, aunque los demás pudieran aceptarle como era, una persona en especial aún guardaba rencor al clan OF desde que supo de su existencia. Ocasionando que la desconfianza hacia Gian volviera de manera más agresiva...

La Hyper-saga - Leyendas del Dodo y el Hiesho.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora