La Hyper-saga - Leyendas del Dodo y el Hiesho.

♠ Capítulo 31: Un duro camino a casa. ♠

Tras liberar a Sebas, tuvimos que salir de la sala de tortura urgentemente debido a que los refuerzos estaban comenzando a llegar. Una vez salimos de allí, corrimos por los inmensos pasillos de la mazmorra de los Piglins en búsqueda de un lugar para refugiarnos.

Nuestras armaduras de oro, espadas y demás equipo estaban muy dañados. El oro como bien se sabe es uno de los peores materiales para fabricar equipamiento; pero no obstante, no teníamos nada más con que armarnos. Hasta que, después de entrar en una sala en lo más profundo de ese inmenso bastión, hallamos lo que parecía ser una sala de tesoros en donde se encontraban nuestras cosas.

Al revisar la sala, no había guardias ni señales de peligro. Por lo que pudimos tomar nuestras cosas sin preocupación alguna; sin embargo, nuestros equipamientos estaban completamente rotos. Los Piglins habían destruido las armaduras que obtuvimos en la base militar, y de igual forma nuestras espadas de diamante y objetos en general. Así que, con la mala suerte de nuestro lado, teníamos pocas esperanzas de salir vivos de allí sin el equipamiento suficiente para resistir a los Piglins.

Pero mientras revisábamos la sala, encontramos lo que parecía ser un depósito de minerales valiosos y, entre todo lo que allí había, encontramos suficientes diamantes como para fabricar armaduras y espadas con ellos; pero sin una mesa de trabajo, era imposible hacer esto. Por lo tanto, tuvimos que tomar todo lo que podíamos y correr a otra sala en búsqueda de una estación de trabajo que pudiera servirnos.

Más tarde, encontraríamos una estación de trabajo en otra sala de tesoros. Allí, tomamos los materiales que teníamos y conseguimos hacer el equipamiento suficiente como para detener a algunos Piglins; no obstante, eran tantos que no podríamos con todos ellos a la vez.

Y antes de salir de la sala de trofeos, Darkox encontró en uno de los depósitos de minerales, una especie de lingote jamás visto. Al verlo, vimos que se trataba de más ni menos que el mismo lingote que los documentos en la base militar mencionaban, y, de igual manera, recordamos que este mineral era mucho más resistente que el diamante.

Sin embargo, no sabíamos como hacer herramientas con el nuevo mineral, por lo que tuvimos que intentar usándolo así como así. Pero luego nos dimos cuenta de que, si lo usábamos todo por separado, terminaríamos gastando los pocos lingotes que allí había; además que, no eran suficientes como para hacer 5 armaduras. Por lo que tuvimos que evitar usarlos sin saber cómo debían ser usados.

No obstante, cuando pusimos el mineral en una mesa cercana a una antorcha, notamos que el mineral de Netherite se podía fundir con facilidad. Esto nos dio una gran idea, la cual fue intentar derretir los lingotes, y después de eso, cubrir nuestras armaduras de diamante y espadas con el mineral fundido. Y cuando lo probamos con una espada de diamante, descubrimos que nuestra idea funcionaba exitosamente. Por lo que estuvimos un buen rato fundiendo y cubriendo nuestro equipo con Netherite; siendo así que logramos obtener una mejora a nuestros equipos de combate, haciéndolos así más resistentes y poderosos.

Sin embargo, cuando terminamos, notamos que la herida que Sebas tenía se había abierto nuevamente y, a consecuencia de esto, Sebas comenzaba a perder más sangre; por lo que volví a darle vendarle la herida con un pedazo de tela del traje que llevaba puesto, para así intentar frenar un poco el sangrado. Pero sin mis pociones curativas, o incluso un elixir sanador, era imposible curarle por completo. Así que tuvimos que salir de la mazmorra de los Piglins lo más rápido que pudimos, siendo así que en nuestro camino eliminamos a un par de grupos más de guardias, generales Piglins, e inclusive, un líder Piglin.

Al terminar nuestras batallas de camino a la salida del bastión, encontramos un portal de salida a la dimensión madre que aún estaba activo. Y en cuanto lo atravesamos, estábamos de vuelta en la isla; pero esta vez nos encontrábamos en un bosque de taiga que jamás habíamos visto.