Lauren
Cada jueves por la noche es noche de póker con los chicos. Tan pronto como le envié a Camila un mensaje preguntándoles a las chicas por la noche de póquer, supe que estaba jodida.
Los chicos iban a encadenarme por mis bolas. Pero estoy tan desesperada por ver a Camila de nuevo, que estoy tomando cualquier excusa para lograrlo. Cuando se lo dije a los chicos, fue un poco así:
—Así que, ¿todo el mundo se apunta para la noche de póquer? —pregunto preocupada. Max se da cuenta, estrechando sus ojos hacia mí y dice:
—Sí, creo. Ghost no estaba seguro de si podía hacerlo. Puede que seamos sólo tú, yo, y Trick.
Me alegré un poco demasiado y repiqué:
—Oh, está bien. Puede que tengamos algunos jugadores adicionales para ocupar su lugar.
Max pregunta:
—¿Y quiénes serían estos jugadores nuevos?
Me esfuerzo en ser discreta.
—Camila, Nat, Mimi, y Lola.
Max me mira por un minuto completo antes de que se eche a reír. Se endereza y dice:
—Estás jodiéndome, ¿verdad?
Necesito endulzar el trato. Suelto:
el trato. Suelto:—Camila va a traer dos tipos diferentes de pastelitos. Dijo que sólo los hace para ocasiones especiales para que sepas que ellos van a estar buenos.
Las cejas de Max se elevan, acaricia su barbilla y dice:
—Está bien, estoy bien con eso. Tú sabes que Trick estará bien con eso —Él lanza una sonrisa cruel y dice: —Pero tienes que hablar con Ghost.
¡Preferiría cagarme en mis manos y aplaudir! A Ghost no le gustan los cambios en su rutina. Lo llamo y al segundo en el que lo saludo sé que la he jodido por estar demasiado alegre. Suelo decir Hola pero hoy digo Hola hermano, ¿cómo estás hoy? Él sabe que algo pasa, así que sólo lo suelto. Se ríe y se burla de mí.
—Eres un coño azotado.
Me quejo.
—No puedo ser un coño azotado. ¡Ni siquiera tengo un coño para azotadar!
¡Toma eso, Ghost! Oh, espera... Él se ríe.
—Eso es incluso peor, hermana.
Jódeme, lo es totalmente. Estoy sorprendida cuando Ghost está de acuerdo sin quejarse. Lo endulcé con los pastelitos de Camila, sin embargo. Le dije a Camila que les dijera a las chicas que viniesen alrededor de las ocho y media. No preparamos la cena de antemano; pedimos pizza y comemos mientras jugamos. Son las ocho, Max ha pedido la pizza par que esté aquí a las nueve, y estoy armando nuestra mesa de póquer más grande con capacidad para que se sienten diez personas. Durante los siguientes veinte minutos los chicos, Nat, Lola, y Mimi han aparecido.
Cuando suena el timbre, me levanto y me dirijo a la puerta antes de que cualquiera pueda llegar.
***
Camila
Vaya, ¿esto está bien? Compruebo la dirección otra vez. Efectivamente, estoy en el lugar correcto. Y es grande. Realmente grande. Tan grande que tiene esas enormes y lujosas puertas de hierro fundido. Alguien ha tenido la amabilidad de dejarlas abiertas. Me dirijo por el largo camino de entrada y veo el coche de Mimi allí. Podrían caber al menos diez coches delante de la casa. Y eso no incluye el camino de entrada. Le pedí a Meems que recogiera a Lola y a Nat porque yo tenía bizcochos que terminar y pensé que llegaría tarde. Mejor sólo una persona llegando tarde que dos. Aparco mi viejo escarabajo, agarro mis contenedores de delicias horneadas y me dirijo a la puerta principal. Es una clásica puerta doble de madera. Está muy bien tallada en los bordes. Mi padre apreciaría esta puerta. Toco el timbre y los sonidos de las campanas suaves repican en el fondo. Dios, incluso el timbre de la puerta es agradable. Nota mental; cambiar las pilas en el sensor de Safira. La puerta se abre y Lauren sonríe.
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