Camila
Rawr Raaawr.
Maldita sea, se olvidó de cambiar las pilas en el sensor del timbre, pienso. Ahora, en lugar de los habituales Ding Dong de la mayoría de los timbres, tienen mío suena como una gata en celo.
—Buenos días, señoras. —Sonrío y saludo a mis primeros clientes del día—Mi nombre es Camia. Si necesitan ayuda con algo, sólo gritar.
Cuando los veo sonreír y asentir vuelvo a mi mesa de suéteres que se han revuelto un poco desde el día anterior y comienzo a re-doblarlos. La mayoría de la gente no haría esto con una enorme sonrisa en el rostro, pero, ¿qué puedo decir? Me siento orgullosa de mi trabajo. Rawr Raaawr. Empiezo a hablar alegremente antes de ver quien está entrando por la puerta.
—Buenos D... Oh, ¡sólo eres tú! ¿Cómo va?
Veo a mi no muy alegre trabajadora Mimi caminar a través la tienda y entrar directa a la sala de personal, sin ni siquiera un movimiento de cabeza. Ooookay entonces. Esto no es inusual en Mimi. Ella es super-hosca incluso de buenas. No puedes preguntarle nada, nada en absoluto y sólo puedes darle respuestas directas. Todo el mundo necesita un amigo como ella.
Sale de la sala de personal, camina a través de la tienda y sale directamente por la puerta de nuevo. La veo girar a la izquierda y sonrío para mi misma. Sé que sólo serán unos minutos, pero volverá con el mejor saludo de “Buenos días” nadie puede conseguir. Re-comienzo a doblar los suéteres. Cinco minutos más tarde oigo el espantoso timbre de nuevo y Mimi se acerca a mí llevando el elixir de la vida en sus delicadas manos. Tomo una taza de ella y sorbo.
Mmmmmm, Latte Caramelo. Te amo, Meems.
Toma su lugar detrás del mostrador e inicia sesión en el registro. Ella me mira y pregunta: —¿Por qué estás sonriendo, Pelo? —Maleducada como siempre.
Ella me llama Pelo debido a mi apellido. Me río y sacudo la cabeza hacia ella. Veo su labio contraerse cuando mira la lista de tareas de su día de trabajo. Supongo que debería presentarme. Mi nombre es Camila Cabello. Dirijo Safira Boutique. Actualmente, en realidad, soy dueña de Safira Boutique. Ninguno de mis trabajadores lo sabe. Todos creen que soy la gerente de la tienda, porque esto es lo que yo les he hecho creer. Safira Boutique es mi orgullo y alegría. La compré hace dos años. El edificio estaba en muy buena forma, pero aún así tuve que dejarme un poco de dinero en la renovación. Conseguí adornos modernos y añadí una pequeña cocina en la parte trasera con una nevera, microondas, una pequeña cocina de dos fuegos y un fregadero para lavar los platos sucios. También conseguí nuevos estantes y un mostrador completamente nuevo. Es negro, muy moderno, brillante y alto; esto oculta nuestro registro y el ordenador. También hay super pequeño probador en la parte trasera de la tienda. El almacén estaba en buenas condiciones, pero el cableado general necesitaba ser re-hecho. Esto me costó un paquete, pero valió totalmente la pena. Safira está un edificio estrecho, pero es largo; parece pequeño desde el frente, pero es sorprendentemente engañoso. Lo pinté de un color azul intenso porque Safira significa zafiro en croata, que es mi origen étnico. El escaparate frontal tiene dos maniquíes; Cambio sus trajes cada semana. Me encanta hacer eso. Llevamos muchos tipos de prendas de vestir para diversas ocasiones. Ropa de clubs y fiesta, vestidos de cóctel, ropa formal, ropa de dormir sexy (ooh la la), y un montón de accesorios. Nuestros accesorios son nuestras principales ventas. Tenemos embragues, collares, pulseras, brazaletes, joyería para ropa, anillos y accesorios para el cabello. La razón de que esto sea lo que mejor se vende es porque no cuestan mucho, así que después de horario escolar, nos llenamos de chicas de secundaria y universitarias que, por desgracia, no pueden pagar nuestra ropa, pero se vuelven locas por nuestras cosas asequibles. Me encanta mi trabajo. Safira tiene tres trabajadoras; Mimi, Lola y yo. Trabajo a tiempo completo, de 9 a 5. Mimi y Lola tienen turnos de tres a cuatro días a la semana dependiendo de lo ocupados que estemos. Pronto añadiremos un cuarto empelado a nuestro trío. ¡Mi mejor amiga Natalie viene a vivir a Nueva York! ¿Emocionada? te preguntarás. ¿Quién, yo? Noooooo... Estoy jodidamente extasiada. Aunque soy nacida y criada en California, me mudé a Nueva York hace dos años. Natalie ha sido mi mejor amiga casi toda mi vida. Así que cuando me mudé, nos rompió el corazón. Yo tenía mis razones para mudarme. Ella entendía por qué me fui de Cali pero declaró que no podía vivir sin mí porque según dice "Cali es una mierda sin ti".