Capítulo 6

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Aaron

Cada día me gustaba más cómo se estaba desarrollando la trama de la serie. Sin duda esta segunda temporada iba a petarla a lo gordo. Era imposible que no amara a mi personaje.

Álvaro, era el típico solitario de la universidad, y a la vez, el villano que tenía a todos muriendo de miedo. Sin saber quien era el psicópata del que debían esconderse y evitar ser la nueva victima de su lista. Ni tener idea que el culpable estaba entre ellos.

Nada muy lejos de la realidad, estaba comenzando a pensar que la manía de espionaje que debía hacer en el set para perseguir y atormentar a mis objetivos lo comenzaba a explotar en la vida real.

Desde la mañana Kaia había subido 3 stories; una en la cafetería, otra en los pasillos y otra de su mesa llena de libros.

Al menos ya sabía que estaba en casa y no a saber que cosa por ahí. Sin proponerlo le doy un puñetazo a la pared al solo imaginarla con otra persona.

—Ves lo que me haces pensar, Stormy— debía mantenerme controlado para no llamar demasiado la atención.

—¿Se puede saber que tienes hoy que andas tan insufrible?— lo que me faltaba, Alex- creo que va siendo hora que vuelvas a retomar las sesiones con el psicólogo.

—Cuando necesite tu opinión te la pido, mientras guárdala para ti ¿quieres?— paso por su lado ignorándolo.

Me meto en mi camerino y me sirvo un trago de whisky con tal de calmar el malestar de mi mano que va creciendo. En eso siento el tono de notificación de mi teléfono. Iba a ignorarlo pero lo miré, por accidente lo abrí y me sorprendí al ver un gracias que hizo que mi corazón se acelerara sin remedio.

«¿Cómo sigue tu tobillo?» escribo al momento. Moría por tener cualquier excusa para poder mantener una conversación con ella.

Su respuesta nunca llegó por más que miraba la pantalla. Los segundos fueron pasando y mi mal humor aumentando. Pero ¿ella que se cree? Lanzo el móvil con furia sobre el sofá que tenía al final de la estancia y tomo de golpe todo el contenido de mi vaso.

—Qué humor tenemos hoy ¿ah?— la voz de Catalina me avisa de su presencia. Aunque ya me extrañaba que no hubiera en aparecido ya por aquí.

Catalina era colombiana y la única latina en todo el elenco de la serie. Si bien desde el inicio me enloqueció su piel morena, su cabello azabache y su cuerpo escultural, ella no me paraba bolas.

Pero como buen cazador que soy, no paré hasta que tuve sus piernas rodeando mi cintura, o más bien rodeando todo mi cuerpo. Desde aquel entonces habíamos mantenido un tipo de relación abierta. Nada de reclamos, ni celos. Si queríamos coger lo hacíamos y sino pues para otra ocasión quedaba.

Era lo más cercano a una relación real que había tenido en los últimos años, esa es la verdad. Mi mayor problema con el sexo femenino era que nunca las valoraba lo suficiente para tener algo con alguna. Para mi era como uno de esos objetos de museo que ves, si eres muy valiente lo tocas, y luego sigues con tu vida como si nada. Tal vez era resultado del menosprecio que mi padre ejercía sobre mi madre cuando era pequeño, pero eso es otra historia. Ahuyento ese pensamiento cuando la siento a mi espalda.

—Como ves no estoy de humor, y menos para tus jueguitos. ¿Qué quieres Cata?

—¿Qué te parece si mejoramos ese humor de perros que tienes y que tan cachonda me pone?- pregunta traviesa

En esa posición sus manos comienzan a acariciar mi pecho desabrochando la camisa en su descenso hasta dejarla abierta por completo. Sus uñas rojas arañaban mi abdomen cada vez con más intensidad. De seguro más tarde tendría marcas en mi abdomen, pero eso me encendía.

Adicción Color CanelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora