Kaia
Si esa semana había sido una mierda, las siguientes fueron una verdadera porquería.
Tuvimos examen sorpresa en el cual no creía haberlo hecho mejor que en el anterior.
Por si fuera poco aún no encontraba la manera que me satisficiera el desarrollo de mi tesis de RJ. Por otro lado, mis tarjetas definitivamente estaban congeladas, regalo indiscutible de mi padre. Y para terminar, mi efectivo se evaporaba como el agua en un día de verano.
Pedí perdón a Bermúdez por mi comportamiento de la vez anterior, prometí y casi hasta lloré ante él para poder volver a trabajar allí, pero de nada sirvió. No me dejaría regresar a la redacción, no sólo hasta que mejorara la nota, sino hasta que me graduara. Según él, sería mi castigo por faltarle al respeto.
Si creí que nada podría ir peor, me equivoque. Erika se marchó.
Ella venía del interior y al parecer su familia estaba pasando por una crisis y tuvo que volver y hacerse cargo de la tienda que tenían allá por algún tiempo, y aunque no fuera de manera definitiva no sabíamos cuando volvería.
La extrañaba, claro que si, ya no tenía con quien discutir en las mañanas por el café, ni pelear porque bajara la música en las noches. Pero sin dudarlo, lo que más me atormentaba era que pagábamos los gastos a mitad, y ahora me encontraba prácticamente sola con todo.
Comencé a buscar trabajo de medio tiempo, necesitaba conseguir dinero si no quería morir de hambre, y a su vez buscar una nueva inquilina para sobrellevar este tiempo.
Mi primera opción fue Pao. Pero lo descarté al momento, ella no dejaría a su mamá enferma para venirse a vivir aquí, su prioridad era estar con su familia y lo entendía.
Empecé a buscar en locales y cafeterías que necesitarán meseras o algo parecido. Lo importante era que fuera de medio tiempo para poder dividirme los horarios entre la universidad y el trabajo. No estaba teniendo mucha suerte, ni siquiera en Coffe&Chocolate donde me conocían por ser clienta fija. No me desanimé y seguí buscando.
En una columna de las noticias en internet leí la nota de que justamente buscaban empleados en un local. Lo mejor es que era bastante cerca de mi departamento y no tendría que perder mucho tiempo en llegar allí desde casa en el caso de que me aceptaran.
Me terminé el desayuno y fui corriendo a la habitación, cogí los primeros shorts negros que encontré y una blusa color mostaza que tenía un agujero en forma de triángulo invertido como escote. Como era holgada metí un extremo por dentro a la cinturilla del short. Me puse mis bota de suela baja, mi sombrero negro de ala ancha y mi bolsa de tira larga. Con mi teléfono y llaves que tomé en volada a la puerta voy directa a la cafetería con la mayor buena energía posible.
Si era necesario hasta me haría una limpieza de chakras sin con ello me aceptaban. Con lo que no contaba era que me tuviera que enfrentar a un asalto a esas horas de la mañana. Justo frente la cafetería en la que con un poco de suerte comenzaría a trabajar, había una señora mayor tratando de evitar que le robaran su bolsa.
¡Joder que son las putas 8 de la mañana! Maldita sea, apenas estaba saliendo el sol y ya me estaba enfrentando a esto. ¿Qué me esperaba al mediodía? ¿Una escena de rápido y furioso? ¿Y para cenar qué me abdujeran unos extraterrestres?
Soy humana así que mi primera reacción fue ayudar a la señora que no dejaba de gritar desde el suelo que por favor no se llevaran su bolsa. La ubicación era esta, la cafetería estaba justo en una esquina así que el que viniera en la otra dirección no podría verlo hasta que llegara a ese punto. Cuando saqué mi navaja por un extremo y amenacé al chico con ella, por el otro extremo apareció un arma apuntándole a la cabeza. No se quien estuvo más sorprendido, si el ratero o yo.
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Adicción Color Canela
RomancePROTAGONISTA ¿Alguna vez has sentido que un momento de tu vida pasa a cámara lenta? Yo si. Y fue en el momento exacto en que él entró a mi vida en la manera más cliché de las historias románticas, chocamos uno contra el otro. No se que pensaba él...