Capítulo 10

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Aaron

Aun cuando nos despedimos, seguí mirándola desde la tienda del frente. La vi conversar con el dueño de la cafetería y como daba saltitos de felicidad al salir.

Obtuvo el trabajo, otro punto más a mi favor. Al final va a ser cierto que se me estaban pegando las mañas de mi personaje.

No me costó mucho que le llegara la notificación de empleo en su archivo de noticias, eso fue obra de la magia de Roger, solo faltó una simple visita al lugar y hablar con el jefe. Un cheque, y mi chica tendría trabajo, y yo su vigilancia asegurada.

Todo había salido según lo planeado. Sin contar lo del atraco de la señora, eso no estaba en la lista. Pero su reacción fue la que me dejó deslumbrado ¿Cómo podía esa criatura ser tan maravillosa?

Parecía surrealista tanta perfección en un solo ser. Sabía que pedir perdón era el primer paso para tratar de mejorar las cosas entre los dos, lo que no esperé fue su respuesta tan sincera y tan compuesta de mis mismos pensamientos.

Era como si conectáramos y pensáramos igual, pero cada uno a su manera. Había química, eso era innegable, pero más allá de eso había una conexión especial, pude sentirlo y se que ella también lo sintió.

¡Joder! No recuerdo cuándo fue la última vez que una tía me hizo reír con sus comentarios. Su ingenio era incomparable y contrastaba perfectamente con el mío. Sin duda iba a disfrutar de lo lindo con la convivencia.

Sabía que más temprano que tarde seguirla iba a dar sus frutos. Y quedó más que demostrado cuando supe que su amiga se iba. Escuché la conversación que tuvo hace unos días con Paola en la cafetería donde esta trabaja, cuando le contaba que su padre le había cancelado las tarjetas y su jefe no le quería devolver el trabajo.

¡Por Dios!, casi lloro de alegría cuando le contó los problemas que tenía para su tesis. Todo era tan perfecto que me pellizqué para saber que si era cierto. Cada uno de sus problemas eran como escalones que me acercarían a ella si sabía cómo manejarlos. Y así fue.

Salgo de la tienda y voy a mi coche, las grabaciones estaban en un punto crucial y mi papel cada vez necesitaba más de mi atención para desempeñarlo al máximo.

—¿A qué santo debemos agradecerle el milagro de que el señorito Wolf llegue a tiempo por primera vez en los casi 2 mese que llevamos de rodaje?

—Alex ahórrate las ironías ¿quieres? Hoy ni tu, ni miles de lenguas venenosas como la tuya lograrán que me ponga de mal humor— si, mi hermano podía llegar a ser peor villano en la vida real del que yo desempeñaba en escena. Aun me preguntaba porque seguía teniéndolo como representante.

—Lo dicho, un milagro. Deberé felicitar a la putilla de turno. Se nota que supo hacer bien su trabajo para que estes asi.

Uno ya no puede estar de buenas por un día porque luego tiene que pasar algo y como paloma en vuelo cagarte en la cabeza. Me lanzo hacía él en cuanto cierra la puerta del camerino a su espalda. Lo tomo del cuello y lo estampo contra dicha puerta.

—Si quiere mantener esa lengua que tienes que de seguro te la muerdes y mueres con tu propio veneno tal y donde está, será mejor que no me busques porque me vas a encontrar. Y no creeré ni en padre, ni en madre, ni en el espíritu santo. ¿Quedó claro?— asiente repetidas veces antes de que lo libere del todo. Me quito la chaqueta y la lanzo sobre el sofá ante de dejarme caer en el sillón que tenía delante del tocador con espejo extra grande que tenía en mi camerino— diles a las estilistas que vengan cuando quieran.

Logro decir antes de que salga por completo de la estancia acariciándose al zona dolorida del cuello.

Ni el encuentro con mi hermano logró que mi buen humor se evaporara. Estaba trabajando pero a la vez mi cabeza estaba en un departamento del primer piso. Era tan increíble que parecía falso. Pero como todo no puede ser reír y cantar, apareció él. Como si lo hubiera invocado en mi conversación con Kaia recibí un mensaje de mi padre, había reunión familiar esta noche y era de las que no me podría escarrear.

Adicción Color CanelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora