CAPITULO XXV

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Jael

Mierda, sabe tan rico como la recordaba, sabe celestial, ni la vagina de Trix se le compara.

Tan delicioso.

No sabia que extrañaría tanto comerme su miel, no sabía que extrañaría tanto el olor a coco que tiene su piel, que fantasearia tanto con sus gemidos y sonidos de súplica mientras estaba con otras mujeres.

Al parecer eso de que la haría estar en la palma de mi mano es algo que me está mordiendo el culo ahora.

Cierro los ojos y simplemente me dejó disfrutar de la sensación de su sabor en mi boca.

Abro más sus piernas y abro los ojos solo para ver su rostro en éxtasis, mientras aprieta sus senos sin darse cuenta.

Esta tan envuelta en el placer, que una sonrisa orgullosa de plasma en mi cara.

Amo el que sea tan expresiva...

Espera... ¿Amo?.

Esa es una palabra y es una emoción que no estoy dispuesto a tocar ahora.

Quiero meterme entre sus piernas tan desesperadamente, pero no quiero hacerlo en su habitación.

Ella tiende a gemir demasiado fuerte cuando está en su mundo lleno de placer, y soy muy fan y eso infla mi ego, pero por ahora no quiero situaciones incómodas con la madre de mi marginal que no sé en qué momento puede llegar, así que es mejor evitar.

Decido acelerar las cosas porque quiero intentar cosas nuevas con ellas, es decir, ya no tengo que jugar a la casita y ella es mía, quiera o no.

Así que, saco mi lengua de su apretada vagina y me enfoco en su pequeño y tierno clitoris en este momento erecto.

Poso mi boca sobre este y de inmediato empieza a mover su pelvis intentando imponer un ritmo, por lo que en castigo pellizco su jugosa nalga, lo que la hace mirarme sorprendida.

- No te muevas gatita, déjame disfrutar mi medio postre.

Porque definitivamente el postre completo me lo voy a comer al final de la cena a la que la voy a llevar.

Ella solo se muerde el labio sonriendo a medias y baja su cabeza y yo vuelvo a lo mío.

Pongo mi boca sobre ella de nuevo y empiezo a cogerme su vagina con mi boca una vez más, después de lo que para mí fueron gloriosos segundo, que para ella pudiesen ser una eternidad, siento como si vagina se contrae, lo que hace que esta vez estimule su vagina con mis dedos.

Se empieza a mover de manera errática, por lo que, ya sé que está a punto de terminar.

La escucho gemir mi nombre mientras dice cosas que no entiendo, pero sé que me pide más, su cuerpo también habla.

Acelero más y meto dos dedos en su vagina mientras ella se coge mis dedos y estímulo un poco más su clitoris.

Suelta un gran suspiro y veo su cuerpo contraerse del placer que le produzco y después de unos gloriosos minutos, la veo abrir sus bellos ojos y mirarme con una linda sonrisa.

¿Que me está pasando? ¿Bellos ojos? ¿Linda sonrisa? ¿Que putas?.

No escucho mi parte emocional o al menos no lo haré ahora.

Por lo que para distraerme, la cargo en mis brazos y me dirijo al baño.

Ella sin decir palabra alguna solo me mira con seriedad.

Una vez en el baño, la pongo sobre el lavabo y la dejo allí, ninguno de los dos dice nada, pero sé que no está cómoda allí por el como empieza a querer bajarse.

¿ME ODIAS?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora