CAPITULO XXVI

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Jael

La llevo al Palace...

El mejor restaurante de la ciudad y que será próximamente nuestro, ya que, es bien sabido que por muy ostentoso que este lugar sea, las personas que lo administran son muy malos con las finanzas, lo que nos beneficia a mis amigos y a mi, obviamente.

Sé que ha Osiris este tipo de lugares no le gustan, ella es más de lugares tranquilos, de abundante comida y poco afluencia de gente "estirada" como ella nos llama.

Pero de ahora en adelante ya no debo fingir ser alguien que no soy, me gustan mis lujos, mucho más ahora que soy yo quien trabaja por ello, así que ya no debo ocultar algo como esto y pasar mi tiempo entre gente inmunda y común.

La veo de reojo mientras entramos al lugar y puedo sentir su instantánea incomodidad, como se va poniendo tensa cuando ve a las personas de nuestro alrededor mirándonos.

Bueno, debo confesar que en este tipo de lugares tan caros no se ven personas como mi marginal, eso me recuerda que de ahora en adelante debo comprarle ropa elegante si va a salir conmigo, y va a salir, porque ahora ya no le estoy dando opciones.

Ni bien ingresamos se me acerca el camarero, todo largo y bien vestido con el uniforme en blanco y negro del lugar.

-Sr Johnson, buenas noches, la mesa que pidió está en la segunda planta del edificio, está ambientada  y tiene la privacidad que desea. - Me habla el tipo que mira en su mayor parte a mi marginal.

Me huele a que alguien quiere ser despedido...

Seguimos al larguirucho por las escaleras y llegamos a la parte superior, debo decir que se lucieron, pero no espero nada menos que eso la verdad.

Toda la habitación está a media luz, con velas a nuestro alrededor, la mesa es grande pero da la sensación de intimidad, la mesa tiene un inmenso adorno floral y toda la habitación huele a flores.

Bastante empalagoso si me lo preguntas...

Pero bue...

La guío hasta la mesa y la veo cada vez más relajada, sé que es porque no hay nadie aquí que la mire con burla o con ganas de desvestirla.

Esa parte en lo personal es lo que me molesta, pero lidiaré con eso.

Como un buen caballero que soy, le abro la silla y la hago sentir, me susurra un gracias con un suspiro y yo me siento al lado de ella y no puedo evitarlo, pero me acerco a ella y la huelo.

Soy adicto a su puto olor de coco.

Me separo y la beso, porque simplemente no puedo evitarlo, porque simplemente no me da la gana de contenerme, porque simplemente es mía.

La beso como intentando recuperar la semana que me privó de tenerla conmigo.

La beso con todas las ganas y las promesas de lo que quiero y voy a hacerle esta noche.

Después de lo que para mí son segundos, escucho el carraspeo de alguien, y claro, tenía que ser el larguirucho.

- Disculpe la interrupción, pero tal vez, desea que le traigamos algo para antes de la cena como tal? ¿Algún tentempié?. - Lo dice mientras sigue mirando de manera discreta a mi marginal.

- Eh... Si por favor, me gustaría mucho un poco de agua por favor y quizás frutas con chocolate que vi en la parte de abajo, muchas gracias. - Me interrumpe antes de empezar mi marginal, creo que sintió que lo iba a enviar a la diablo al zoquete por imprudente.

- ¿Y usted señor?. - Me mira y saca su libreta. - Me conformo con un vaso de su mejor vino, muchas gracias.

El solo asiente y se va, yo intento volver a besarla, pero la marginal decide que es momento de ponerse sentimental.

¿ME ODIAS?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora