CAPITULO I

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Pasado.

Jael

Qué fastidio tener que levantarme tan temprano para cumplir mi castigo, todo porque le queme la casa al viejo horrendo que tengo por abuelo.

¡No es como si hubiese salido herido o algo así, solo uno que otro rasponcito!.

Bueno, tendré que asistir a ese mugroso lugar.

Los pondré en contexto, vengo de una familia pudiente, con una madre interesada por todo lo verde, bueno, en especial el dinero, de buena presencia y un gran carácter y mi padre un muy acaudalado hombre de negocios, y mujeriego sobre todo.

¡Tuve que verlo teniendo sexo a los 10 años con mi niñera para darme cuenta de eso!.

Mi madre lo sabe, pero creo que no le interesa, somos la familia Johnson Smith una de las mejores de la cuidad de Cincinnati en Ohio, Estados Unidos.

Una ciudad pequeña a mi parecer, pero bueno, siempre he sido el centro de atención, un niño privilegiado según el personal de la casa, toda mi vida he sido caprichoso, algo mentiroso y un tanto manipulador, siempre tengo lo que quiero, siempre.

Por ello ahora estoy que me lleva el diablo, literalmente.

Por el viejo ese que tengo de abuelo estoy castigado ahora teniendo que asistir a esa estúpida escuela con niños patéticos y llorones que forman parte de ese lugar, muchos amigos no tengo, lo cual me pregunto el porque si soy una gran persona, soy solidario, les doy lo que me sobra, pero en fin, que se puede hacer con esos incultos.

Me tuve que levantar más temprano de lo habitual, para asistir a ese mugroso lugar, al que tengo que ir como castigo por este año, mientras me instruyo con clases privadas para no desnivelarme de mi curso real.

¡¿Es decir a quién coño se le ocurre poner a un tipo de 14 años en un curso dónde solo hay niños de 11!? Se la respuesta de eso a mis jodidos padres

ser el nuevo no me gusta en lo más mínimo, aunque por otro lado ser el centro de atención no está nada mal.

Me dejó el chófer, José o algo así se llama, no lo sé, no hablo con él para nada.

No me relaciono con la servidumbre

Me dejó en la puerta y me dijo la hora en la que me recogería, no vino mi flamante madre porque yo estoy asistiendo después de una semana que iniciaron las clases, así que como siempre me defiendo solo.

Ingreso y el señor de la puerta, ni idea de quien sea me lleva al rectorado o dirección, como sea, al ingresar me encuentro con una señora gorda y con un particular bigote en los bordes de sus labios, con un pronunciado busto en un muy apretado traje verde opaco.

¡Ok, tendré pesadillas con eso!

Me hizo las preguntas básicas y me pidió una explicación del porque asistía una semana tarde, excusas tengo de sobras, padres que corroboren mis mentiras tengo también, así que, decirle que estuve enfermo y con palabras de mi adorada madre firmadas en un papel fue lo justo y necesario para que me creyera.

Una vez hecho todo eso, me entrego los materiales que utilizaría en mi estancia en ese sitio y me llevo al que sería mi prisión por el momento.

Al llegar toco la puerta y después de unos momentos abrió un señor menudito con cara de sufrimiento, le explicó mi presencia allí y me hizo pasar.

Creo que por lo menos 40 pares de ojos se fijaron en mi, me fue inevitable no sonrojarme un poco y no por nervios sino porque ví algo que me dejó sorprendido en realidad, en la parte de la fila que estaba al frente de la ventana en el quinto asiento había alguien extraño a mi parecer, una niña sino me equivoco que sinceramente no entendía que hacia allí, es decir, estaba sucia, tanto que tenía toda su piel de unos pocos tonos más claros que el negro y su cabello

¿ME ODIAS?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora