CAPITULO XVI

73 5 3
                                    


Osiris

Siento como la luz me da directo en el rostro, eso de cierta manera es lo que me despierta.

Estoy sobre el cuerpo de Jael, estoy aferrada a el cual salvavidas en medio del mar.

Lo observo mientras sigue durmiendo, y no puedo evitar sentir calor en mis mejillas de la vergüenza, no se cuantas veces me hizo terminar anoche.

Incluso me llegó a levantar mientras dormía para seguir haciéndome el amor, el es de verdad muy apasionado a la hora de tener sexo.

Ahora que lo pienso.

¡Anoche no usamos protección!

¡Quiero ser madre pero no tan pronto!

Creo que voy a entrar en alguna especie de pánico, pero antes de eso tengo que ir al baño, estoy que me hago pipí.

Me muevo despacio de su cuerpo, no quiero despertarlo, cuando me libero en totalidad, me siento en la cama y siento un corrientazo de incomodidad que me recorre por completo.

Suelto un quejido lastimero sin querer, a lo cual siento a Jael moverse en la cama.

- Bebé ¿Estás bien? ¿Te duele mucho?.- Me dice mientras me envuelve con sus fuertes brazos.

- Si, me duele un poquito, creo que alguien se emocionó un poco en la noche. - Le hago saber entre risas abochornadas, a lo que el se ríe y me besa en el cuello haciéndome suspirar.

- Bueno, no es mi culpa que tengo por novia una tentación caminante de chocolate, con un cuerpo divino y qué es mío, es algo que va a seguir pasando y mucho, se puede decir que soy adicto a ti en estos momentos. - Me dice mientras desliza sus manos por mi cuerpo y reparte besos húmedos por mi cuello, siento una de sus manos abriéndose paso hacia mi vagina.

No puedo disimular mis gemidos.

- Amor, no quiero sonar aguafiestas, pero necesito ir al baño. - Le hago saber entre suspiros.

A lo que él me da un beso en la mejilla y me suelta.

Lo observo bajar de la cama y pararse frente a mi, me sonrojo porque ahora tengo una vista directa con su pene.

Con razón me duele la vagina, esa cosa es tan ¡Inmensa! ¿Como fue que pudo caber en mi?. Con razón cuando entro por primera vez en mi sentí como que me partían en dos.

Cuando escucho su risa, levanto la mirada y lo observo reírse de manera coqueta y con chulería a la vez.

- ¿Te gusta lo que ves?. Puedes tocarlo si lo quieres y acariciarlo también, no me enojo. - Dice mientras se ríe de mí cara.

También me reiría de mi si me viera la expresión de mi rostro en un espejo, ya que estoy con los ojos bien abiertos, con la quijada casi dislocada de lo abierta que está y sobre todo me siento roja por todos lados.

- Jeje...Mmm...amor de verdad quiero ir al baño. - El no hace más que seguir riéndose.

Yo solo miro la pared, tengo bastante vergüenza ahora mismo.

Siento sus brazos en mi por lo que lo vuelvo a ver y cuando me levanta en peso, lanzo un pequeño grito y me aferró a su cuello.

- No creo que quieras caminar con lo sensible que estás amor, por eso mientras tú haces el baño, yo me encargaré de preparar la tina del baño para bañarnos juntos. - Me dice mientras camina conmigo, como si no le pesara en lo absoluto.

- Mmm...no sé si pueda hacer al baño contigo allí también, ¿Y si te llamo cuando termine? . - Le digo poniendo mi mejor sonrisa. - Amor, no es por nada, pero ya vi, toque y saboree todo de ti, el que hagas pipí y sueltes uno que otro pedo, no me intimida. - Lo dice mientras me deja en la taza del baño y con una sonrisa de sabelotodo.

¿ME ODIAS?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora