CAPITULO XVIII

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Osiris

Ay! Que aburrida estoy...

Desde que se fue Jael a sus reuniones de trabajo en otro país, lo extraño mucho.

Han pasado como tres semanas de eso, y no puedo evitar no extrañarlo, si bien, él me llama y está en contacto conmigo, no es lo mismo que tenerlo a mi alrededor.

Ahora estamos con mis amigas en casa viendo una nueva película que ha salido a la cual no le estoy prestando en lo absoluto atención.

Creo que acabo de hacer mi quinceavo suspiro y eso basta para que ambas me den una mirada de fastidio, bueno, es gracioso.

- Algodón se que lo extrañas, pero ya, para eso pusimos la película, para que nos distrajeramos. - Me habla una ya de verdad fastidiada Adri mientras se acuesta es el mueble.

-Si algodón, ya, en uno de esos suspiros vas a acabar por absorbernos y escupirnos por lo fuerte que lo haces- Se une al reclamo Cris.

-Lo lamento chicas, pero, ya ha pasado más de una semana de lo cual no veo a Jael y aunque me escribe y todo, no es lo mismo a que cuando estamos juntos.- Lo digo en serio, ya que no se compara un mensaje a tenerlo aquí, llenándome de besos y caricias y haciendo el amor conmigo.

Seguimos viendo la película pero esta vez, sin mis molestos suspiros de por medio.

Las chicas hicieron que no pensara tanto en el por el día.

Ya pasada las 10 mi mamá nos informó que las estaban esperado a cada una en casa, por lo que se tuvieron que ir.

Por mi parte solo me puse a ordenar lo poco que faltaba por poner en puesto, ya que si existe algo que la señora Dalia no soporte es es desorden.

Ya satisfecha conmigo misma en como deje las cosas, me despido de mi madre, no sin antes darle un beso de buenas noches y me voy a mi habitación.

Me preparo para empezar mi ritual de baño antes de acostarme, pero la llamada de Jael me detiene.

El me llama religiosamente a las mismas horas en todos estos días en los que no ha estado conmigo, se preocupa mucho por mi.

Como me encanta este hombre.- suspiro con ese pensamiento, que no es menos que real.

-Hola amor, buena noche para ti, ¿como estas? - Escucho la voz tan varonil que tiene mi hombre del otro lado del teléfono. No puedo evitar que se me escape el suspiro de anhelo que tenía atravesado en la garganta.

-Hola amor, buena noche, bien y tu, ¿Cuando volverás? Te extraño. - Sé que él no puede ver el puchero que le hago al teléfono, pero lo quiero conmigo, me he acostumbrado tanto a él que no se que hacer.

-Mis amigas a ésta altura ya no me soportan, todo por tu culpa, y aún no me dices cuando volverás. - Continuo en modo de reproche, sueno bastante infantil a pesar de que ya tengo 17 y estoy próxima a graduarme, quien lo diría.

-Pobres tus amigas, ya te dije que se me complico un poco la cosa por acá, pero estaré allí pronto, no te preocupes y cuéntame, como se está comportando mi gatita sin su dueño cerca, espero que bien, me molestaré si no es así. - Hasta cuando se porta así me encanta.

Me río mientras escucho toda la diatriba que dice a la cual ya me tiene acostumbrada.

Quizás, él tiene grabada en su memoria cada una de las palabras que le digo por respuesta cuando me pregunta eso.

Y es que nada cambia, no podría mirar a alguien más aunque quisiera.

Recuerdo una ocasión en especial, que después de hacer el amor con él, mientras estábamos acurrucados en la cama y hablábamos de cualquier cosa que se nos ocurriera hablar.

Mientras le acariciaba el pecho sintiendo su suave piel en mis dedos empezamos a hablar sobre nuestras infancias, él fue bastante reservado al tema.

Tenía que casi sacarle las palabras con cucharas, en especial cuando se trataba de su mamá.

También cuando me pidió mi opinión sobre la infidelidad y ese tipo de cosas  estuvo bastante interesado en mi respuesta, si su tensión me decía algo.

-No tienes que preocuparte de que te sea infiel. - Le dije mientras lo acariciaba y lo hacía mirarme.- Eso no sucedería, si alguien más me llegara a gustar te lo diría, porque eso significaría que no te quiero como lo hago, y no tendríamos que perder el tiempo juntos, antes de hacer algo terminaría contigo primero. - Le dije mientras lo miraba a los ojos y quería que observara mi verdad en ellos.

Con mi respuesta se mostró bastante pensativo, pero me miró y me dijo que eso no sucedería.

Me dio a entender entre líneas que me   tenía vigilada o algo así, pero no me permitió preguntar porque empezó a besarme, sin remedio y sin otra idea cuerda en mi cabeza, me hizo el amor una vez más, esa noche.

Después de ello, empecé a notar cosas raras, él ya no me llamaba seguido en el instituto o cuando era receso, más que cuando no me iba a recoger después de clases, porque algo se le presentaba.

Solo llamaba cuando alguien del género opuesto se me acercara por cualquier razón, como si tuviera una especie de poder justo en ese momento.

Luego en el instituto empecé a notar que me observaban, no estaba segura y empecé a creer que eran ilusiones mías o algo así.

Después, empecé a darme cuenta de tres chicos en particular, notando que estos chicos que me observan se mantienen de cierta manera cerca de mi, son los conocidos de Jael, de eso estoy segura.

Solo se mantienen observando, cerca pero lejos a la vez.

Eso pone a Adrianne de los nervios y a Cris también.

He tenido que detener varias veces a Adri cuando a estado a punto de ir a sacarles la información de porque nos vigilan a golpes y cuando eso iba a ocurrir los tres chicos solo se volteaban y seguían su camino.

Bastantes raros, la verdad, pero que se le hace.

Y cuando hablaba sobre la situación o intentaba decirle a Jael que me sentía incómoda al respecto, él solo decía que no tenía que preocuparme de ello, porque lo que hacían era mantenerme segura, pero nunca entendí de quién era que me tenían que mantener segura.

Pero en resumen, eso es algo que no puedo evadir ya que él no mostró ninguna intención de parar la vigilancia y yo por mi parte solo lo deje ser y ya.

Después de hablar con él alrededor de una hora nos despedimos, no si antes recibir una advertencia de no hacer nada malo en su ausencia.

Es un tanto paranoico pero así lo quiero.

Ya después acabar mi rutina de belleza y haberme hecho una tenza para proteger y dominar mi muy abundante cabellera, me dispuse a dormir.

Con una oración de agradecimiento a todos los dioses por la vida tan maravillosa que tengo.





















Un abrazo desde el otro lado de la pantalla.

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