- 3 - NICK

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— Llegaremos antes por la cafetería

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— Llegaremos antes por la cafetería. — dije mientras atravesábamos con rapidez los distintos pasillos.

Sin el primer café de la mañana no éramos personas.

Teníamos tiempo. La cafetería del personal se encuentra en la planta 3, distrito 1, en la zona restringida para empleados. Es difícil orientarse por semejante barco, además del área de visitantes, cuenta con más de 5000 camarotes, 15 piscinas, 78 restaurantes, 125 bares, una pista de esquí, otra de patinaje, un polideportivo completo, dos cines, salones recreativos y más cosas que no he llegado a visitar aún. Solo el distrito de administración y personal ocupa un área de 4 campos de fútbol y 26 plantas, una locura.

No solo tenemos ascensores, también tenemos "Decktors", son como una especie de metro para desplazarnos por la misma cubierta, es decir, como llaman en la jerga de los cruceros a la planta.

Se abrieron las puertas del Decktor. Tenia que ser el...

— Directos a la fiesta de la espuma. — ni buenos días ni nada.

— Buenos días Thiago, vale, vamos ya.

— A por cierto, antes...

En mi cabeza, sonaba un.... "Ir a por un café " pero no...

— Pasaros por la cubierta 26 que hay una "PoolParty".

— Vale... — Era lo que, en el fondo, esperaba

— ¿Entonces lo de la fiesta de la espuma...?

— Después — Incluyó con su tono borde y habitual, mientras abandonaba el Decktor junto a más compañeros de dirección rumbo a la ansiada cafetería.

— Vam....

— ¡Esta noche acordaros de firmar las prácticas! — Concluyó Thiago mientras giraba la esquina del pasillo.

Así que, sin más remedio, subimos en el ascensor rumbo a la planta 26, es decir, la última.

Al salir de las zonas restringidas, entrabamos en un ambiente de fiesta, aventurero, relajado, divertido, en resumen:

De vacaciones. 

Gente paseando sin prisas por los pasillos, risas por los rincones, grupos de gente decidiendo el restaurante de la cena, pasajeros perdidos discutiendo de por donde se iba.... Y más cosas que no llegábamos a ver con tanto ajetreo.

.....

Alex y yo, en la mega piscina haciendo el tonto, nuestro trabajo. Se nos ocurrió  hacer una pelea tirando gente al agua. Empujar a los bañistas de un lado a otro, sobre todo a los que no querían mojarse. No tardaron ni un segundo en hacer grupos contra nosotros. Así que, como era de esperar, terminamos dentro. Se juntaron un grupo de cinco, cogiéndome de los pies y de los brazos, y me lanzaron simulando un balanceo de una hamaca de relax, directamente contra la piscina. Por suerte toda la zona está acolchada, de lo contrario, faltaría personal de urgencias en la clínica del barco...

Cuando salí del agua arrastrando el enorme y pesado uniforme, un reflejo me molesto, posiblemente de una Tablet o teléfono. Me obligo a mirar la zona de hamacas, cerca del snack bar. No me sorprendieron las enormes pizzas, perritos, tortillas... y todo el buffet del mostrador. Sino el precioso tono moreno que estaba cogiendo una chica acostada en la hamaca junto al bar.

Se ponía cuidadosamente las gafas de sol, después de empujar bruscamente a quien parecía su hermano pequeño. Como si los oyera.... "Tira allí a jugar que no me dejas tomar el sol tranquila" el niño la miraba con mala cara, empecé a pensar que posiblemente no lo conocía. Entonces vi como salía de su cara una enorme sonrisa que expresaba pillería. ¿Qué mal plan se le estaría ocurriendo? Se incorporo. Yo no podía dejar de mirarla como levantaba sus gafas de sol enseñando sus preciosos ojos az...

— Nick que te ganan... 

Agua salada otra vez.

Alex me empujó bruscamente contra la piscina. Suponía que éramos del mismo equipo.

Saqué la cabeza del agua, tardé en orientarme para mirar al mismo punto dónde se encontraba.... Ella... con su...

¡No estaba!

En cambio seguía reflejándome algo en la misma hamaca dónde iba de sentarse otro crucerista. 

No lo pensé ni un segundo. 

Eché a correr mientras lanzaba agua a todos los cruceristas. Me llevaría una gran bronca si fuera otro simple pasajero, pero al ser personal de animación, no hay cosa que anime más.

Alcance la hamaca justo a tiempo, parecía la tarjeta de embarque. Sin mirarla eché zarpazo para recogerla,  con las manos mojadas se me resbaló y comenzó a deslizarse por la cubierta. El crucerista que iba a sentarse me miró un poco raro...

- What are you doing?

O algo de eso dijo,  lo ignoré un poco, no tenía tiempo para disculparme, lo siento. La tarjeta, o lo que fuera que fuese, era mi única oportunidad de encontrar aquella preciosa sonrisa entre 100.000 personas y...

¡¡¡La tarjeta estaba a punto de caerse por cubierta!!!

No podía frenar el ímpetu que llevaba y me abalance sobre ella, resbalando del mismo modo que una bola de bolos en la pista, salvo que aquí, había hamacas en vez de bolos. Conseguí cogerla, pero entre el agua del uniforme y lo mojado que ya estaba el suelo, no pude frenar y me colé, como un ladrón en el metro, por debajo de la barandilla de cubierta.

Los segundos parecían horas, me dio tiempo a pensar... ¿Todo eso por una tarjeta? Pero ya era tarde. Lancé la mano para conseguir cogerme a algo como último recurso, y así evitar una caída de varios metros. Prefería no mirar...

Sin éxito 

Vacaciones ImprovisadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora