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Dentro de la discoteca había luces parpadeantes de colores que me mareaban

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Dentro de la discoteca había luces parpadeantes de colores que me mareaban. Distinguí el rojo y el azul. La música estaba tan alta que más que música, sonaba un temblor que retumbaba, posiblemente, a más de 1 kilómetro alrededor. He de confesar que no soy fan extrema de estos sitios. Como dije anteriormente, las fiestas no son lo mío. Si accedí a venir fue por Nick. Ya, se que suena extraño, pero las últimas horas con él también habían sido extrañas. Mi odio hacia esa persona seguía latente, pero no quería separarme de su lado, aunque discutiéramos. El abrazo de antes ha cambiado algo en mí, y estaba dispuesta a quedarme más horas junto a estos dos si así conseguía averiguar el qué.

Sólo llevábamos media hora dentro de la discoteca y ya me dolía la cabeza. Ese horrible sonido... y las voces de la gente gritando, ¿Cómo pueden los demás aguantarlo? Estaba sentada en la barra a unos metros de Lisa y Nick. Ellos estaban bailando con una copa en la mano y hablando mediante gestos con dos chicas y otro chico. Me froté la sien, dolorida y algo malhumorada, y supongo que Nick lo notó, porque le gritó algo a Lisa mientras me miraba y se acercó rápidamente a mí.

— ¿Estás bien? — Preguntó preocupado. Me pareció muy sincero, pero finalmente decidí ir por el mismo camino que siempre.

— ¿Acaso te importa? — Le espeté sin mirarle, aunque de forma tranquila.

— Claro que me importa. — Le dirigí una mirada rápida y apartó sus ojos de mí. — Quiero decir, estamos los tres juntos en un lugar desconocido y debemos protegernos.

— Entonces ve a proteger a tu amada, porque dentro de unos minutos pasará algo desagradable para la vista. — El chico con el que bailaba se acercaba de más a Lisa, y a ella no parecía importarle.

Nick se sentó en el taburete de al lado y posó la cabeza sobre su mano, apoyando el brazo en la barra. Soltó un suspiro, algo triste, mientras no quitaba la vista de Lisa. Debo admitir que me dio un poco de pena. Parecía que realmente le gustaba. Me costó muchísimo decir lo siguiente:

— Nick, te voy a ayudar con Lisa.

                                                                                               ...

Que bonito es sujetar el pelo de alguien mientras vomita. Fuera de la discoteca solo había un guarda y varias parejas haciendo cosas inapropiadas para estar a la vista de los demás. Lisa estaba agachada a mi lado, mientras yo le sujetaba el pelo cómo podía para que no se ensuciara al vomitar. Supongo que el chico le invitó a demasiadas copas. Nick había vuelto a entrar para ir al baño, o eso nos dijo hace diez minutos. No había ni rastro de él y yo no quería pasar más tiempo de esta manera. Cuando Lisa terminó, la agarré de los hombros para levantarla con cuidado y me pasé su brazo por los hombros para llevarla hasta un banco y sentarnos.

— Lisa, ¿Cómo te encuentras?

— Estoy muy bien, tengo hambre, ¿aún te quedan bocadillos? — Metí la mano en mi mochila y saqué uno envuelto, no sabía de qué era, pero se lo di.

— Gracias Less. Nick tiene mucha suerte de tener una prima cómo tu, ¿sabes? Aunque veo que tenéis muchas discusiones, también puedo ver que os tenéis cariño y que os queréis mucho. — Asentí seria, mirando al suelo, tampoco sabía qué decir. — Quiero volver a entrar en la disco.

Se levantó y no me dio tiempo a detenerla. Aunque antes de llegar a la puerta apareció Nick saliendo por esa entrada enorme, la detuvo y la sujetó del brazo para llevarla hacia mi de nuevo.

— Hola, perdón por haber tardado tanto, la gente no es fácil de apartar y había una cola enorme en los baños. — Se estaba riendo y no entendía qué tenía eso de gracioso.

— No te preocupes, ya ha sacado toda la bebida que llevaba dentro y ha comido algo. ¿Volvemos al barco ya?

— ¿Y si vamos a buscar una nueva discoteca? — Al decir eso, Nick tenía los ojos tan abiertos que sentí miedo por un momento. Otro como Lisa no, por favor.

— Dime que no estás borracho Nick. — Me acerqué a él para verle bien la cara, pues era de noche y había mucha oscuridad.

— Necesito hablar contigo, ya. ¡Taxi! — Me sobresalté cuando gritó, allí no había ninguna parada de taxis. — Vamos a pedir un taxi para Lisa y tu y yo vamos a hablar.

— Pero Nick, ¿no podemos hablar mañana en el barco? Estoy cansada.

Negó con la cabeza mientras se iba hacia uno de los guardas. Le dijo algo y este asintió, dijo algo al pinganillo de su oreja y le dio una palmada en el hombro a Nick. Para haber bebido se manejaba muy bien él solo, no como Lisa.

El taxi apareció a los 15 minutos. Le dimos las indicaciones del barco y Lisa subió feliz y agradecida de poder irse a "su casa". Nosotros en cambio nos alejamos de la discoteca caminando, en busca de una parada de autobús que estaba a 25 minutos según el GPS.

Después de unos 5 minutos en silencio me impaciente y me paré en seco, justo al lado de un cine a la fresca, estaban proyectando una peli que no conocía. Había poca gente sentada en unas simples sillas de plástico frente a la pantalla.

— ¿Qué era eso tan importante que no podía esperar a mañana? — Él me miró un segundo y siguió caminando antes de hablar.

— Adoro a Lisa.

— Eso me quedó claro hace unos días. — Suspiré pesadamente. — ¿Me has hecho quedarme para esto?

Me abrazó. Sin más. No me dio tiempo a reaccionar cuando sus brazos me rodearon por completo. Al principio me quedé parada, pero levanté mis brazos con suavidad para devolverle el abrazo.

— ¿Estás bien, Nick? — Notaba su respiración pesada y el corazón le iba muy rápido.

— Pero a ti te adoro más. — Susurró tan bajo que apenas le escuché.

— ¿Qué...?

Intenté hablar, aunque me quedé callada cuando se separó unos centímetros de mi y me dio un beso en la mejilla. La gente del cine empezó a aplaudir, pero por qué se había terminado la película. No entendía qué estaba pasando. Lo que sí sabía, es que mañana al despertar él no se acordaría de esto y yo tendría que lidiar sola con toda esta situación. También prometí ayudarle con Lisa, así que nótese mi ironía cuando digo que estoy deseando que sea ya mañana.

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