Hay secretos que pueden destruirnos pero hay verdades que parten el mundo en más de dos mitades.
Hay historias no contadas y voces acalladas que convergen en el caos y que en algún momento alguien oirá gritar...
Esta es la historia de una chica qu...
—¿Cómo se encuentra la chica? —Pregunto la mujer visiblemente preocupada.
—Esta tan bien como se podría después de haberse encontrado con un Eldrak.
Ella asiente un poco aliviada y pide que la lleven a un cuarto a descansar, ya una vez a solas lleva a la princesa a su oficina y le externa preocupada. —Majestad no me lo tome a mal, pero, debe sacarla de aquí.
—Después de lo que viviste me es difícil creer que seas tan escéptica Elinor. Es solo una chica apenas un par de años más grande que Amelia cuando la rescataste.
—Eso es diferente, Amelia es uno de nosotros y perdió a sus padres, la chica es solo una humana, no pertenece aquí.
—La chica pertenece aquí tanto como tu o yo.
—No es así y con todo respeto, pero la última vez que la casa real resguardo a un humano una guerra se desato.
—Esto no es como la última vez.
—¿En qué es diferente? Usted parece tener cariño por ella, así como en su momento la reina lo tuvo por aquel forastero. Así que no haga que la historia se repita y sáquela de aquí.
—Tú lo viste, ella es miembro de la corte ¿A caso desafiaras los deseos de la diosa?
—Con todo respeto, pero yo creo que se trata de un error.
—Te aseguro que no lo es y no estas en posición de negociar conmigo, ella se quedara en Mondreal bajo tu cuidado.
—Pero majestad es obvio que ella no quiere quedarse aquí ¿Por qué no le permite irse? Sería lo mejor para todos, no lleva ni un día aquí y ya atrajo la oscuridad hacia ella.
—No la atrajo de la manera en que tú crees, ahora deja de alegar conmigo y pídele al chico que la ayude.
—Ese amorfodo rompió las reglas y se puso en riesgo, debe ser expulsado.
—Ese chico estuvo en el lugar y momento correcto para evitar que se derramara sangre inocente. No puedes correrlo, además sé que ella solo confiara en él. Así que así se hará. —La mujer contuvo una mueca e hizo una reverencia.
—Como ordene su majestad.
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Desperté sobresaltada, los recuerdos de aquel hombre volvieron a mí, me lleve las manos al cuello sintiendo como nuevamente el aire se escapaba de mis pulmones y comencé a llorar. Al hacerlo por primera vez desde que llegue aquí, deje de sentir todo ajeno a mí y fui golpeada por la cruel realidad, por culpa de un tonto deseo estaba atrapada en este mundo surreal rodeada de bestias y creaturas extrañas, muy pero muy lejos de casa. Tome un libro del estante y lo arroje molesta.
Casi de inmediato escuche un quejido—¡¿Estás loca o qué?! Pudiste haberme matado. —Se queja aquel pajarraco al que le debía la vida, para luego posarse sobre la cabecera de mi cama, al hacerlo se limpia el pico con las patas y luego exclamar—Después de salvarte ¿Así es como me pagas?