Capítulo 30

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Para mejor experiencia leer escuchando NDA de Billie~~~~~

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Para mejor experiencia leer escuchando NDA de Billie
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Agnes Wilson

Les mentí a todos.

Mi vida no fue como la había relatado, cada palabra acerca del sufrimiento que vivimos mi hermano y yo, simplemente fue una pantalla, una excusa que me ayudaba a olvidarme de lo que en verdad había ocurrido en el accidente de mis padres, en donde había acabado después de él.

Estar en este lugar me ha abierto tantos traumas, los cuales había enterrado junto a mi verdadero pasado. Nunca fui a un orfanato.

Yo termine en un lugar peor de lo que podría explicar.

Parecido a este.

En todo caso, me gustaría advertir algo, y es que nunca confíen el cien por ciento en las personas, mucho menos en mí. No creo ser alguien a quien deberían escuchar.

—¿Quieres que te lleve a un lugar especial? —Pregunta el hombre con una sonrisa encantadora.

Mis ojos están llenos de lágrimas, mis manos tiemblan y puedo sentir la sangre recorrer mi pequeño cuerpo, todo en mi esta echo un desastre, ni siquiera puedo caminar con normalidad. Volteo por unos segundos para encontrarme con el auto de mis padres.

Nuestro auto. Que ahora está destrozado y quienes lo habitan, muertos.

Solo logro recordar como mi padre perdía el control del coche, no podía manejarlo, los frenos no funcionaban y por mas que mis padres intentaran detenerlo, este no quería.

El llanto de mi hermano.

El de mi hermana.

La desesperación de mis padres y el temor el cual compartía con ellos sin entender nada...

Hasta el día de hoy siento el apretón que me dio la pequeña Alicia con el ceño fruncido. Supe que algo malo pasaría y así fue, ahí los perdí, a ellos y todos los pequeños recuerdos que las lágrimas se llevaron.

No me gusta recordar lo que ocurrió después, es como si yo misma me obligara a recopilar mis traumas por culpa de Preston.

—¿Estas bien?... —La voz de Alicia se escuchaba muy lejos.

Yo- yo no podía escucharla bien, solo me adentro a ese momento que cambio mi vida por completo...

—No te preocupes por ellos —Dice el hombre.

—No-ha-blo con-extra-ños —Intento decir, pero se me dificulta mas de lo esperaba.

—Yo no soy un extraño, soy como tu tío —Me toma del brazo.

—¡Déjame! —Comienzo a forcejear.
—Tal vez no te mate hoy niña tonta —Mira el auto destrozado— pero hare que su hija preferida sufra de otra manera.

Fríamente Calculado (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora