Todo estaba saliendo muy bien en la vida de Agnes, tenia a sus amigos, a su hermano, a su tía, pero lo que no esperaba Agnes, era tener que descubrir los secretos que la rodeaban todo el tiempo, haciendo que las mentiras mas pequeñas sean ya suficie...
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Agnes Wilson
Me siento feliz.
Siento una paz y tranquila en mi vida justo ahora. Estoy con las personas que quiero, disfrutando de la vida, de la adolescencia. Cuando mis padres murieron y me metieron a ese horrible psiquiátrico, creí que jamás volvería a tener la felicidad que tenia con ellos, creí que estaría ahí para siempre.
Pero no. Porque no estoy ahí, ni ahora, ni nunca.
Ya que justo ahora me encuentro con mis amigos, disfrutando de la feria, viendo como Iván no se despega de Ángela, Jenn molestándolo a cada rato junto a su hermana mientras mi mejor amigo intenta huir llevándose a su novia con él, la niña esa que lloraba porque se quería subir a una montaña rusa e Iván diciéndole que si se sube la va a tirar y ni el hada madrina la salvara. Y lo normal, Jenn e Iván discutiendo.
Siempre discutiendo. Si Ángela no existiera, aseguraría que esos dos se gustan.
Y ya en otro lado, esta Jayden. Que, aunque suene irreal; se ha reído mucho en el tiempo que llevamos aquí. Incluso ha hecho chistes, es muy extraño verlo de esa manera, pero supongo que tal vez es su personalidad cuando no hay problemas a su alrededor y no negare que me gusta. También ha ganado un montón de osos de felpa y todos me los ha dado.
La habilidad que tiene este chico para disparar es sorprendente.
Llevaba unos cinco osos de felpa enormes encima de mí, ni podía ver. Le dije que le podía regalar unos a Ángela, Jenn e incluso a la hermana de Iván, es más, al mismo Iván, pero está negado este hombre, ya que su pensamiento es que, él no gano para darle eso a ellas ni a él.
No le hice caso.
Le di uno a Ángela y a Jenn, le iba a dar uno a la hermana de Iván, pero está ya tenía un unicornio gigante.
Ahora tengo tres osos. No negare que se me hace lindo, pero piedad por mis brazos, por favor.
—¿Por qué solo tienes tres? —Me mira el chico con el ceño fruncido y calculando cuantas veces había ganado.
—Los vendí, es un buen negocio —Le sonrió dándole dos osos para que los lleve él.
—¿Cómo puedes hacer eso? —Se lamenta— Me esforcé mucho consiguiéndotelos, al menos me hubieras dado la mitad de la mercancía y así traficamos osos de felpa juntos —Me mira burlón.
Le sonrió más, mientras me acerco a darle un pequeño beso y poniendo los osos a un lado.
—Idiota —Lo miro con mis manos en sus mejillas— Me siento feliz de estar aquí.
—¿Así? —Alza las cejas.
—Si, la verdad nunca pensé que volvería a tener un momento feliz en mi vida —Suspiro— Solo, me hubiera gustado que Max estuviera aquí.