Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.
Yahiko sólo veía a la joven llorar sobre el regazo de su esposa y no sabia que decir. Seguramente el bastardo de Obito ya había comenzado a mostrar su verdadera personalidad y obviamente no era lo que ella creía.
—Me engañó Konan, me ha estado engañando y no se desde cuando—las lágrimas caían con libertad y de nuevo los recursos de las marcas, el distanciamiento y el aroma a ese odioso perfume llegaban a su mente. Él le prometió que nunca la iba a engañar ¿Que fue lo que hizo mal? ¿Porque el hombre que amaba la dañaba de esa manera tan cruel?
—¿Como puedes estar tan segura? Es decir ¿que te llevó a suponerlo?—Konan más que nunca, quería darle su merecido a Obito. No conforme con ser un traidor asesino, también resultó ser un infiel con la mujer que juraba amar, más que a nada en el mundo... Bonita manera la suya de amar.
—¿Te fue infiel?—cuestionó Yahiko con el ceño fruncido.
—Lo hizo y no puedo entender ¿que fue lo que le faltaba conmigo? ¿En que le fallé?—quizás se debía a no poder tener hijos de manera rápida, como los tenía la mayoría de las parejas, no obstante, eso tampoco tenía sentido, dado que ya estaba embarazada y no fue mucho tiempo el que tardó en lograrlo.
—Si alguien falló aquí, ten por seguro que no fuiste tú—afirmó el varón y ella intentó sonreír en forma de gratitud. Konan insistió en saber como fue que llegó a esa conclusión y aunque le disgustara aceptarlo, prefería saber que Hinata se encontraba en un error, que comprobar lo contrario. Quería evitarle más dolor a la pobre chica.
—Tenía dudas acerca de su comportamiento desde que llegamos aquí, pero hoy comprobé sin lugar a equivocarme, que me engaña con otra y cuando lo confronte, no lo negó... lo más seguro es que no me ame y quiera el divorcio para irse con ella—afirmó conmocionada por la tristeza.
—El Uchiha ese no te merece Hinata, no pienses que fue algo que tú hiciste, al contrario, fue él quien no estuvo nunca a tu altura—repuso Konan muy molesta por ese traidor—Anda, vamos a que comas algo, debes cuidar de tu salud y la de tu bebé, en tu estado no debes mal pasarte—su amiga tenia razón, su bebé dependía de ella y no podía estar lamentando su suerte y su amor mal correspondido. No había nada que hablar con Obito ¿que explicación podía darle? ¿Sería tan tonta de dejarse engañar? No, definitivamente no, por más que él le diera múltiples explicaciones, no había forma de borrar la imagen que miró.
—Gracias a ambos por recibirme, no tengo a nadie más a quien recurrir... Ustedes dos y Nagato sabían que no cuento con mi familia—ellos la miraron con cariño y no pudieron evitar recordar al pelirrojo. Si él estuviera con vida, seguramente ya hubiera ido a romperle la cara a Obito por haberla lastimado tan cruelmente.
—No tienes nada que agradecer, como ya Konan debe habértelo dicho, tú puedes quedarte aquí el tiempo que desees, incluso, nuestra casa es grande para sólo dos personas y puedes mudarte permanentemente con nosotros, te aseguro que nada te faltará—Konan sonrió conmovida y beso la mejilla de su esposo.
—Yahiko tiene razón, a ambos nos daría mucho gusto que te quedarás a vivir con nosotros—definitivamente eso era lo mejor que podía pasar, sólo faltaba la respuesta de la joven.
—No lo se... yo estoy confundida y no quiero ser una carga—realmente ella se sentía perdida, nunca pensó que iba tener que atravesar una situación como esa e inevitablemente volvió a llorar.
—Se que es muy pronto para tomar una decisión, pero te apoyaremos en cualquier cosa que decidas, recuerda que no estás sola y por ende, no tienes porque aguantar las porquerías de Obito—sentenció la fémina y los tres se fueron a la cocina, luego instalaron a la joven en una de sus habitaciones—Te dejaremos descansar y siéntete libre de pedir lo que necesites—la pareja salió dejando a la Hyuga perdida en sus pensamientos.

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Acorralada
FanfictionErróneamente creyó que si corría de los problemas, lograría liberarse de ellos ¿Pero que pasa cuando los problemas corren mas rápido y logran alcanzarte? Ella podía explicar a quienes le preguntaran, pues sus malas decisiones terminaron dañando a pe...