Capitulo 10

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Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.

La ojiperla se sintió feliz luego de contemplar lo que había hecho para sus vecinos. Se apresuró a darse una ducha y al haber terminado, preparó dos bentos con pollo, arroz, vegetales y dos contenedores con rollos de canela. Sonriendo complacida salió con Byakugan a la puerta de Sokumo.

Kakashi ya había visto lo que la joven hacía, sin embargo, no tenía idea a donde se dirigía hasta que no escuchó su puerta sonando. Tan rápido cómo le fue posible, arrojó una manta sobre las computadoras y las pantallas. Luego tomó a Pakkun colocándolo a su lado. Debía verse lo mas normal posible antes de abrir.

—¡Hinata!—fingió estar sorprendido y lo logró.

—Lamentó venir sin avisar, pero quiero agradecer por su ayuda de esta tarde—Byakugan se puso frenético al ver al peli plateado y ni hablar de Pakkun. Ella sostuvo su correa impidiendo que entrara—preparé algo para que cene... aquí tiene—Kakashi sonrió con amabilidad y cerró los ojos al sentir el aroma a comida.

—Le confieso que no he cenado, pero como ya le habíamos dicho, no era necesario que agradeciera, nosotros no lo hicimos buscando aluna retribución—ella sonrió quedando a la altura de Pakkun y lo acarició mientras el pequeño perro se acostaba boca arriba retorciéndose de gusto, lo cual causaba mas euforia en Byakugan.

—Lo se, pero de todos modos tenía que preparar la cena para nosotros y pensé en ustedes, ojalá le guste—Kakashi la miró haciendo una reverencia antes de despedirse. Él agradeció de nueva cuenta y cerró la puerta.

—Esto huele delicioso—le dijo a Pakkun y comenzó a degustar la comida. Sus labios formaron una sonrisa de pura satisfacción—No te molestes, también hay para ti, pero sólo porque eres mi mejor amigo y comes poco—el perro tomó un trozo de pollo y se fue a su cama.

Mientras tanto, a Tobirama le sucedió lo mismo que a Kakashi y hasta abrió su puerta dispuesto a seguirla, pero cuando estaba por salir, la miró parada frente a Kakashi. Cerró lentamente sin hacer ruido y se sentó a esperar. A diferencia de Hatake, él tenía las pantallas y todo donde la observaban dentro de la habitación, así que sólo cerró la puerta.

Minutos después escuchó los suaves toques. Revisó todo antes de abrir y cuando comprobó que estaba en orden, abrió, arqueando una ceja, en un claro acto de mostrar sorpresa. Quiso reír cuando notó el sonrojo en sus suaves mejillas, no obstante, mantuvo la compostura.

—¡Hinata!—la nombró y para ella fue fascinante como se escuchó su nombre en esa voz tan masculina—Pase por favor—se hizo a un lado dándole espacio a ella y a su perro.

—No-no, no quiero molestar, yo sólo le traje esto—el Senju no retrocedió en su petición y ella se vio obligada a entrar.

—Es mejor hablar aquí—afirmó Tobirama sin dejar de mirarla.

—Lo-lo se, pero como ya se lo dije, no quiero molestar y pase por un momento para traerle la cena, como muestra de mi agradecimiento por haberme ayudado esta tarde—la chica le entregó el bento, luego el contenedor con los rollos de canela—También le llevé lo mismo a su primo Sakumo... ojalá que sea de su agrado—la joven se sintió muy nerviosa y trataba de acariciar a su perro para mantener su atención en otro lado que no fuera la perfección del hombre frente a ella. Luciendo ajustados pantalones de mezclilla, acompañados con una también ajustada camiseta negra sin mangas, Tobirama despedía sensualidad por cada poro de su piel y encima, el cabello desordenado, unido a la expresión seria, penetrantes ojos y agradable aroma varonil, lo convertían en un hombre despiadadamente atractivo, muy peligroso para quienes lo apreciaran tal como lo hacía ella..

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