El plan <<A>> estaba listo para ser activado. Tras una semana de intensos preparativos y planificación, era la manera más respetable de que Frankie pudiera asistir al baile de septiembre. Aunque no la única.
- Mamá, papá, ¿puedo hablar con ustedes un minuto? - preguntó, sintiéndose como nueva tras su recarga vespertina y el baño de vapor con aromaterapia que le suavizaba las costuras.
Sentados en el sofá, escuchaban jazz y leían junto a la chimenea. Se habían quitado su maquillaje F&F y tenían los tornillos del cuello al descubierto. La familia había cenado (gracias a Frankie), la vajilla estaba limpia (gracias a Frankie) y no se habían producido indiscreciones durante los últimos siete días (gracias a Frankie).
La hora había llegado.
- ¿Qué pasa? - Viktor soltó su revista médica y retiró sus zapatillas desgastadas de la tapicería de otomán: una invitación para que su hija se sentara.
- Mmm... - Frankie se palpó las costuras del cuello. Se notaban holgadas y blandas después del baño de vapor.
- No te jales los puntos - advirtió Viveka. Sus ojos de color violeta adoptaban un tono berenjena en contraste con su cutis verde. Resultaba indignante que los demás no pudieran disfrutar de la belleza natural que poseía.
- ¿Estás nerviosa por algo? - preguntó Viktor.
- No, qué va - Frankie se sentó sobre sus manos -. Sólo quería decirles que durante esta semana he reflexionado mucho sobre mi comportamiento y estoy de acuerdo con ustedes. Fue peligroso y desconsiderado.
Las comisuras de los labios de sus padres se elevaron una pizca, como si no quisieran comprometerse a una sonrisa completa hasta saber adónde conducía la conversación.
- Tal como me pidieron, volví a casa directa del instituto todos los días. No he enviado mensajes de texto, ni me he conectado al correo electrónico, ni a Twitter, ni a Facebook. Durante el almuerzo en la cafetería, sólo he hablado cuando me han hablado a mí.
Todo era verdad. Había evitado incluso cruzar la mirada con Brett. Lo cual no había resultado demasiado difícil, ya que Bekka había intercambiado el pupitre con él en la clase de biología.
- Lo sabemos - Viktor se inclinó hacia delante y dio dos golpecitos en la rodilla de su hija -. Y estamos muy orgullosos.
Viveka asintió en señal de acuerdo.
- Gracias - Frankie bajó los ojos con actitud humilde. << Uno... dos... tres... ¡YA! >> -. ¿Entoncespodríanconfiaremíydarmepermisoparairalbaileestanoche? - soltó de corrido antes de perder el valor.
Viktor y Viveka intercambiaron una mirada fugaz.
<< ¿Lo están pensando? ¡Sí! Confían... >>
- No - respondieron al unísono.
Frankie resistió el impulso de soltar chispas. O de chillar. O de amenazarlos con ponerse en huelga de recarga. Porque se había preparado para semejante respuesta. En todo momento había sido una posibilidad. Por eso había leído completo Curso de interpretación para jóvenes actores: la guía para adolescentes definitiva, de Mary Lou Belli y Dinah Lenney. Para actuar como si entendiera la denegación de un permiso. Para actuar como si la aceptara. Y para actuar a la hora de regresar a su habitación con actitud serena.
- Bueno, gracias por escucharme - dijo. Acto seguido, les dio un beso en la mejilla y se marchó a la cama -. Buenas noches.
- ¿Buenas noches? - se extrañó Viktor -. ¿Y ya está? ¿Sin discusión?
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Monster High - LISI HARRISON
Teen FictionLO FREAK ES COOL Bienvenidos a MONSTER HIGH, donde lo monstruoso está a punto de ser Fabuloso.