Capítulo 26

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Mientras recorría el porche de un lado a otro, Melody se acordó de esos perros de cuerda que había visto en exhibición en el centro comercial. Ladraban, caminaban, se sentaban, giraban y volvían a caminar. Luego se estrellaban contra la barandilla lateral de la mesa de exposición y caían sobre las extremidades traseras. Con un pequeño brinco, volvían a colocarse a cuatro patas, listos para ladrar, caminar, sentarse y girar una vez más. Y, como ella, se movían, pero nunca llegaban a ninguna parte.

- ¿Adónde se suponía que tenía que ir? ¿Debería perder el tiempo buscando a un monstruo ficticio? ¿O bien idear cómo borrar el vídeo del iPhone de Bekka? ¿Sobornar a Haylee? ¿Contárselo a Candace? ¿Ir en busca de Jackson? ¿Regresar a Beverly Hills? Estaba preparada para la acción. Lo que no sabía era por dónde empezar.

El sonido de tenis sobre la acera captó su atención. Una esbelta figura corría arriba en dirección a ella.

- ¡Melody! - la llamó.
- ¿Jackson?
Salió corriendo hacia él, impulsada por la fuerza de un millar de remordimientos.

- ¡Lo siento mucho! - lanzó los brazos alrededor de su cintura, allí mismo, en mitad de Radcliffe Way -. No debería haber permitido que te marcharas sin mí. Estaba desconcertada, tenía que elegir. Y te elegí a ti. En serio, te elegí a ti. Pero ahora...

Melody aflojó la presión. El pelo de Jackson olía a sudor y a amoniaco.

- ¿Dónde te habías metido?

- ¡Jackson! - la señora J, en bata, llegó corriendo de la casa de estilo campestre -. Gracias a Dios estás bien.

Melody se asomó a la calle oscura; ya no se sentía capaz de mirar cara a cara a la señora J. Al cabo de cuarenta y siete horas, su hijo sería desenmascarado como <<monstruo>> por culpa de Melody. Pues sí que su palabra servía de mucho; caducaba antes que el sashimi.

- Hola, mamá - Jackson la abrazó -. Estoy perfectamente.

- ¡Gracias! - agarró la cara de Melody entre sus manos y le besó la frente -. Gracias por encontrarlo.

Melody forzó una sonrisa y, acto seguido, bajó los ojos.

- Entra - la señora J tiró del brazo de su hijo -. ¿Sabes el peligro que corres deambulando por ahí esta noche?

- Mamá, estoy con Melody, y no deambulando por ahí.

- Al menos, no salgas a la calle - replicó ella.
Jackson le prometió que volvería pronto. Después, tomó a Melody de la mano y la acompañó a casa.

- ¿Desde cuándo mi madre y tú son tan buenas amigas? - preguntó.
Melody respondió con una sonrisa distante.

- ¿Sabes? Puede que, en realidad, debas volver a casa - comentó mientras subían los escalones del porche.

- ¿Por qué? - Jackson frunció las cejas -. ¿Quién sufre de doble personalidad aquí, tú o yo?
- ¿Qué?

- ¿Qué ha sido de <<te elegí a ti>>, y de <<no debería haber permitido que te marcharas>>? - se sentó en el columpio y empezó a mecerse con actitud traviesa.

- Jackson - Melody empujó con suavidad el respaldo del columpio -. Está pasando algo muy gordo que no te puedo contar y...

- ¿Peor que lo que sabes de mí?
No estaba tan perdido.

El viento aún soplaba a rachas; arrastraba las hojas y luego las volvía a sumir en el silencio. Era como si trataran de explicarse pero no lo consiguieran. Melody entendía su frustración.

Monster High - LISI HARRISONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora