Capítulo 12

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Frankie dormía como un pollo con la cabeza cortada: su cerebro y su cuerpo se encontraban en programas totalmente diferentes. Tras cinco aburridas horas de reemplazo de costuras - durante las cuales Viktor insistió en ver las noticias -, Frankie, ahora sana y salva, estaba arropada con un juego de mantas electromagnéticas y una cálida corriente eléctrica circulaba a través de sus tornillos. Sin embargo, su cerebro daba vertiginosas vueltas en un delirio motivado por el pánico.

Extractos sonoros de las mentiras que les había contado a Viv y a Vik la perseguían como una música de carnaval que se repitiera sin descanso.

Viveka: ¡Viktor! ¡A Frankie le sucede algo!

Viktor: ¿Qué pasó? ¿Estás herida? (a Viveka) ¿Está herida? (a Frankie) ¿Estás bien? ¿Dónde está tu paraguas?

Frankie: Estoy bien, sólo tengo frío y estoy cansada (pausa). Papá, ¿sabías que los bigotes de roedor borran las cicatrices?

Viktor: ¿Qué? (a Viveka) ¿Está alucinando? (a Frankie) Frankie, ¿puedes entenderme? ¿Sabes dónde estás?

Frankie: Sí, papá.

Viktor: ¿Dónde están las demás chicas? (se levanta y la traslada a la cama de metal).

Frankie: Querían ir al cine al salir de la biblioteca. Les prometí que volvería derechito a casa. De modo que me marché. << Si las mentiras a los padres sirven para protegerse, ¿por qué se siente uno tan mal? >>.

Viveka: ¿Y no te trajeron antes a casa? (enciende la gigantesca lámpara suspendida sobre la cama, tira del brazo y la coloca sobre el cuerpo de Frankie de tal manera que parece un signo de interrogación).

Frankie: Mmm, me lo propusieron, pero no quería que se les hiciera tarde.

Viktor: Podrías habernos llamado y pedido permiso para ir con ellas. Te habríamos dicho que sí, sobre todo de haber sabido que regresarías a casa sola, bajo la lluvia.

Frankie: No fue para tanto. Pero estoy agotada. ¿Les importa si descanso?

Viktor: (da unos toquecitos con algo frío sobre los puntos de Frankie) Claro que no. Adelante (dirigiéndose en susurro a Viveka). Por el aspecto que tienen, parece como si se hubieran quemado.

Viveka: (murmurando) Seguramente se deshilacharon con el viento, nada más.

Mientras hacían conjeturas, se preocupaban, atendían a su hija y escuchaban las noticias locales, Frankie se esforzó por regresar a aquella playa imaginaria donde Brett y ella corrían libremente. Por fin regresó... pero estaba lloviendo.

Frankie debió quedarse dormida sin darse cuenta, pues no recordaba el momento en que sus padres apagaron las luces y se marcharon. Durante la última media hora había permanecido acostada en la cama escuchando el sonido de las fashionratas, que horadaban madrigueras bajo el serrín, al tiempo que se preguntaba cómo iba a explicar a las chicas su misteriosa desaparición. Mentir a sus padres acerca de la visita al spa era una cosa, pero ¿cómo se las arreglaba una toma de corriente humana para poner la clásica excusa de haberse quedado sin batería? Definitivamente, tendría que practicar bastante.

Uuuh uuuh.

Frankie apagó a Carmen Electra y levantó la cabeza.

Uuuh uuuh.

Monster High - LISI HARRISONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora