El trayecto de catorce horas de Beverly Hills (California) a Salem (Oregon) había sido un auténtico horror. El viaje por carretera estuvo impregnado desde el primer momento de un sentimiento de culpabilidad, y la tortura no cesó a lo largo de los mil quinientos kilómetros. La única vía de escape para Melody Carver era fingir que dormía.
- Bienvenidos a Aburrilandia - masculló su hermana mayor mientras atravesaban la frontera del estado de Oregon -. O mejor, Bostezolandia. ¿Qué tal Espantolandia? Quizá...
- ¡Basta ya, Candace! - zanjó su padre desde el asiento del conductor del flamante todoterreno urbano BMW.
Verde en cuanto al color de la carrocería y al ahorro de combustible, el vehículo diésel era una de las múltiples compras que sus padres habían efectuado para demostrar a la gente de la zona que Beau y Glory Carver eran algo más que distinguidos y opulentos desplazados del distrito de Beverly Hills. Otras de sus adquisiciones se encontraban en las treinta y seis cajas trasladadas con antelación por la empresa UPS, llenas de kayaks, tablas de windsurf, cañas de pescar, cantimploras, DVD ilustrativos de la cata de vino, bolsas de frutos secos variados de cultivo biológico, artículos de acampar, trampas para osos, transmisores portátiles, crampones, punzones para hielo, martillos de escalada, azuelas, equipos para esquiar - equís, botas y bastones -, tablas de snowboard, cascos, prendas de abrigo Burton y ropa interior de franela.
Pero las protestas de su hija mayor aumentaron de tono cuando empezó a llover.
- ¡Aaaaah, agosto en Lluvialandia! - Candace olisqueó el aire -. Fabuloso, ¿verdad?
A continuación, puso los ojos en blanco. Melody no necesitaba mirar para averiguarlo. Aun así, echó una ojeada a través de sus párpados apenas abiertos a modo de confirmación.
- ¡Aggh! - Candace, indignada, dio un puntapié en la parte posterior del asiento de su madre. Luego, se sonó la nariz y frotó el hombro de su hermana con el pañuelo de papel húmedo. Melody notó que el corazón se le aceleraba, pero consiguió mantener la calma. Era más sencillo que contraatacar.
- No lo entiendo - continuó Candace -. Melody ha sobrevivido quince años respirando aire contaminado. Otro año más no va a matarla. ¿Y si se pusiera una mascarilla? La gente podría firmarla, como se firman las escayolas. Igual serviría de inspiración para una nueva línea de accesorios para asmáticos. Por ejemplo, inhaladores engarzados en collares o...
- Ya está bien, Candi - Glory soltó un suspiro, a todas luces exhausta debido a la discusión que se venía prolongando desde hacía un mes.
- En septiembre del curso que viene estaré en la universidad - presionó Candace, poco acostumbrada a salir perdiendo en una disputa. Era rubia y de proporciones perfectas; las chicas como ella siempre se salían con la suya -. ¿Es que no podían esperar un año más para mudarse?
- Este traslado beneficiará a toda la familia. No es sólo cuestión del asma de tu hermana. Merston High es uno de los mejores institutos de Oregon. Además, se trata de entrar en contacto con la naturaleza y alejarse de toda esa superficialidad de Beverly Hills.Melody sonrió para sí. Su padre, Beau, era un famoso cirujano plástico, y su madre había ejercido como asesora de imagen de las estrellas de Hollywood. La superficialidad dominaba la vida de ambos. Los dos eran sus zombies. Con todo y eso, Melody agradecía los esfuerzos de su madre por evitar que Candace culpara a su hermana de la mudanza. Aunque Melody consideraba que, en efecto, de alguna manera era culpa suya.
En una familia de seres humanos genéticamente perfectos, Melody Carver suponía una incoherencia. Una rareza. Una peculiaridad. Una anormalidad.
Beau había sido agraciado con una belleza al estilo italiano a pesar de sus raíces del sur de California. El destello de sus ojos negros era como un rayo de sol en la superficie de un lago. Su sonrisa tenía la calidez del cachemir, y su bronceado permanente no había afectado en lo más mínimo su piel, de cuarenta y seis años de edad. Con la proporción precisa tanto de barba incipiente como de fijador para cabello, contaba con tantos pacientes hombres como mujeres. Todos y cada uno de ellos confiaban en que, al quitarse las vendas, presentarían un aspecto eternamente joven... igual que Beau.
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Monster High - LISI HARRISON
Novela JuvenilLO FREAK ES COOL Bienvenidos a MONSTER HIGH, donde lo monstruoso está a punto de ser Fabuloso.