Capítulo 2

34 3 5
                                    

Aún con el corazón en la mano, empecé a pedir perdón una y otra vez. Pero cuando reaccioné me di cuenta que en realidad él no sabía lo que estaba diciendo porque lo había pronunciado en español; así que de un momento a otro, olvido la costumbre del idioma de mi país y saco el teléfono de uno de los bolsillos del abrigo, dando gracias al cielo que lo había puesto ahí y no en mi bolso.

Su rostro realmente me miraba como si quisiera comerme con los ojos por la furia que tenía, además, también reflejaba cierta mueca de dolor que hacía ponerme más nerviosa de lo que ya estaba. Aunque pronto, esto aumentó mucho más cuando le veo limpiarse la sangre que salía de su nariz.

Al recordar nuevamente que debía dar una disculpa, empiezo a escribir en el traductor casi con las manos temblando y totalmente sudadas.

[Alguien acaba de robar mi bolso y como primer impulso aventé mi tenis, lo siento]. Esto es justo lo que había escrito; esperé unos momentos, y después giré la pantalla hacia él para que pudiera leerlo.

Me doy cuenta cómo dice algo por lo bajo, pero no logro entenderlo. Sin embargo, parecía que Sun-hee sí, ya que había hecho un sonido de sorpresa ante sus palabras. ¿Pero qué había dicho?, ¿acaso me ofendió?

Después de eso me arrebata el móvil de la mano y comienza hablarle sin dejar de mirarme. Ya cuando sus palabras quedaron traducidas, gira la pantalla y fue mi turno en leer: [¿Pero qué persona llega a un país sin saber su idioma?].

¡Pero qué le pasa! ¿se estaba burlando?, y bueno todo parecía indicar que sí, ya que su expresión y sonrisa cambió a una de diversión.

—Idiota —digo en español arrastrando cada letra con enojo.

Le quito el teléfono de manera brusca y aparto la mirada de él, prosiguiendo a buscar mi tenis; pero no pasó mucho tiempo para cuando me di cuenta de que él estaba aplastándolo con uno de sus pies.

Segundos después, le hago una seña para que levantara su pierna, pero ni siquiera lograba reaccionar. Que, ¿tanto le pesaba?

Me cruzo de brazos esperando a que se dignara finalmente a hacerlo, pero al no ver ninguna reacción de su parte, decidí protestar.

—Puedes quitar tu pie de mi tenis, —Hago una pausa, —por favor.

—¿Por qué debería de hacerlo?, después de todo ese zapato golpeó mi cara. —Lo apunta con uno de sus dedos.

—Así que te estás desquitando con él —solté casi en forma de pregunta cuando esa idea cruzó por mi cabeza.

—Prácticamente —menciona y luego alza ambas cejas—. O ¿prefieres que lo haga contigo?

Estaba a punto de protestar de nuevo, cuando veo a sus otros dos compañeros acercarse a nuestra dirección para hacerle una y mil preguntas de lo que le había sucedido en la cara.

De hecho eso, fue justo lo necesario para que finalmente levantara su enorme pierna y girará su cuerpo para encarar a sus amigos, olvidándose de mí; lo cual sinceramente agradecí ya que así pude aprovechar para tomar el tenis y ponerlo en mi pie. Tomando segundos después a Sun-hee de una de sus manos para alejarnos de ahí.

A pesar de que ese problema dejó de preocuparme, otro más lo hizo. ¿Ahora cómo iba a volver a casa?, no tenía dinero tan siquiera para pagar un taxi y tampoco podía volver caminando porque estaba muy retirado y la noche ya había caído.

—Toma —salgo de mis pensamientos en cuanto Sun-hee me entrega uno de los helados sabor vainilla que había comprado en no sé qué momento.

—Gracias. —Le doy una sonrisa y luego me indica que nos sentemos en otra de las bancas de metal.

Idiomas DestinadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora