Capítulo 11

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Aun cuando ninguno de los dos éramos los más indicados para tenernos paciencia, me alegraba saber que de cierta forma nuestros límites nunca llegaran al extremo de terminar peleados por no podernos soportar.
Después de todo, creo que esa era la única buena conexión que compartíamos él y yo.

Sin otra cosa por conocer, me dispongo a echarle un último vistazo a todo lo que tenía a mi alrededor, y opto por abandonar el acuario.

Una vez fuera, lo primero que me recibe es la gran multitud de gente que caminaba de un lado a otro por todo el centro comercial, junto con un terrible mareo que por poco ocasiona que me cayera.

Respiro hondo como si eso fuera la solución a todo, y segundos después abro mis ojos dejando salir el aire acumulado en mis pulmones.

Se había pasado.

No supe a qué se debió exactamente, pero podía decir que se sintió espantosamente extraño, y más porque jamás en la vida me había pasado algo igual o semejante a eso.

—No puedo creer que apenas me distraigo un minuto y te desapareces —escucho a Seong-jin detrás de mí.

—Tienes que aprender a ser más hábil.

—Eso es imposible. Eres demasiado escurridiza.

—No lo soy, simplemente no sabes aún cómo acostumbrarte a mí. —Hago una pequeña pausa y posteriormente vuelvo a hablar—. Y yo tampoco contigo.

—Deberías saber que es más complicado acostumbrarse a ti que a mí. Es sencillo cuando...—Lo interrumpo antes de que termine.

—¿Disculpa? —Le digo en tono ofendido.

—Eres una mujer muy difícil de tratar.

—Y tu eres un hombre intolerable difícil de complacer.

Tan pronto como acabo de hablar, me toma de mis brazos haciéndome retroceder un par de pasos.

Abro mi boca para reclamarle, pero la vuelvo a cerrar en cuanto veo cómo un grupo de personas estaban por adentrarse al acuario, lo cual me hacía pensar en qué estábamos interfiriendo en su camino.

—Vamos, te invito a comer. —Me dice mientras quitaba sus manos de mis brazos y empezaba a desplazarse por el lugar.

Para relajar mi cuerpo y evitar la idea que debía seguirlo de nuevo, doy un pequeño suspiro, masajeo mis sienes, y finalmente termino por continuar mi camino detrás de él.

Ingresamos a un tipo de restaurante elegante, donde había gran variedad de mesas cuadradas, sillas, e incluso luces opacas que había en cada esquina del lugar.

Permanezco a un lado de la puerta esperando a que Seong-jin terminara de pedir la comida, pero luego veo cómo hacía cierto tipo de señas para que me acercara a él.

—No te quedes ahí de pie, parece que estás perdida —informa en cuanto estoy a su lado—. ¿Qué te gustaría comer?

—Lo que sea está bien, tampoco me disgustará lo que sea que pidas.

—De acuerdo. Mientras ve a tomar asiento en aquella mesa del fondo. —Señala hacía una mesa en particular.

—Bien —digo, y no pierdo tiempo en dirigirme hasta ella.

Apenas y tomo asiento en una de sus respectivas sillas, veo cómo el chico se encaminaba hasta mi dirección. Llegando en tan solo segundos.

Ninguno de los dos sabía qué decir o hacer en estas circunstancias, era como si el ambiente se hubiera vuelto incómodo de pronto, aunque, eso sólo fue hasta que un par de camareros se acercaran para poner toda la comida frente a nosotros.

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