Capítulo 14

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No supe de donde tomo fuerza de voluntad para no cerrarle la puerta en la cara, y finalmente dejo que las palabras fluyan sin pensarlas o detenerlas.

—¿Qué hacen aquí?

—¡Omo! —dice con sorpresa mi compañera al percatarse de los dos chicos frente a nosotras.

—Verás. Tengo asuntos que arreglar contigo y Dong-yul.

—¿Él te dijo que estábamos aquí? —indago con curiosidad.

—No —responde en tono firme.

—Ya deberías saber que Seong-jin es un experto en encontrar lo que sea que busca —escucho hablar a Young-soo mientras se adentraba a la casa con Seong-jin detrás.

—¿Que está pasando aquí? —La voz de Sun-hee en la cima de la escalera hace que le prestemos atención y giremos para verla.

Su cara desconcertada y llena de confusión exigía una explicación por no entender lo que sucedía.

Después, no pasó mucho tiempo para cuando otra persona más llamará toda nuestra atención. Dong-yul.

—Oh, ellos ya estaban por irse. —Me adelanto a informar—. ¿Verdad? —giro mi cabeza para verlos y darles una mirada amenazante a esos dos chicos.

—Pero si recién acabamos de llegar —reclama Young-soo.

—Tengo asuntos importantes que hacer aquí, pero antes de eso he decidido que los acompañaremos en su desayuno.
Espero que no haya ningún inconveniente —menciona ahora Seong-jin, a la vez que le daba una mirada rápida y profunda a la figura que permanecía inmóvil fuera de la cocina y aún con su mandil puesto.

—No lo hay. Pero si es así, entonces tendremos que preparar más de lo que pensábamos hacer. —Nos indica Sun-hee de manera amable una vez que caminaba escaleras abajo.

—Si dejas tu cocina en manos de Seong-jin, hará un desastre —comienzo a hablar, y me detengo un momento para pensar que más informar antes de que pudiera ocurrir una tragedia que muy probable lamentaríamos—. Lo digo porque no sabe cocinar.

—¿No te parece que es un buen comienzo para enseñarme? —levanta sus cejas, para luego mover un poco sus quijadas.

—Y ¿qué si destrozas las...? —No termino de hablar, cuando la voz de Dong-yul me interrumpe.

—Picara la verdura.

—¿La verdura? —repite nuevamente con tono molesto.

—¿No es mejor pedir algo a domicilio? —propone Young-soo.

—Concuerdo contigo. —Lo apoya Gyeong-hui.

—Haber. —Sun-hee alza el tono de su voz como para que todos guardemos silencio y le prestemos atención—. Somos seis personas, así que no creo que tardemos mucho en acabar de preparar comidas tan sencillas si nos organizamos bien.

—Les daré a cada uno de ustedes una tarea que tendrá que hacer. Entren a la cocina —ordena Dong-yul mientras esperaba a que lo obedeciéramos.

Todos en completo silencio nos dirigimos hasta donde había indicado, y prestamos atención a las indicaciones que el chico nos empezaba a dar.

Cuando al parecer nos había tocado realizar algo en particular a cada uno, decidimos poner manos a la obra y acabar de una vez por todas ese desayuno tan laborioso que Seong-jin y Young-soo propusieron, aparte del que teníamos pensado.

—¡Por Dios! —suelto al aire al percatarme de lo que hacían esos dos chicos buenos para nada—. ¿Pero que están haciendo?, ¡¿quieren que nos ahoguemos con esos trozos tan grandes que están cortando?! —Me quejo con molestia—. Piquen esas verduras en cubos más pequeños. ¡Rápido!

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