Capítulo 17

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Su atuendo era nada más y nada menos que una camisa elegante de seda color verde esmeralda, teniendo sus mangas muy bien dobladas por encima de sus codos y un pantalón negro al igual que sus zapatos.

En cuanto a su cabello, aún seguía teniendo su mismo corte de hongo, solo que ahora lo traía peinado de manera distinta.

Su frente estaba más descubierta, gracias a que la parte de su cabello más chico que separaba su apartado a un lado de su cabeza, permanecía recogido hacia atrás, mientras que el otro más largo, se encontraba peinado en forma de onda sobre su frente.

—Oh ahí estás. —La voz de Sun-hee me saca de mis pensamientos e inmovilidad, y aprovecho para apartar la mirada y bajar de una buena vez—. Que linda te ves. El vestido te sienta bien.

—Gracias —sale una sonrisa de mi boca por los halagos.

—Bueno...—Seong-jin aclara su garganta—. Es hora de irnos.

—Si, vamos —apresura Sun-hee para que salgamos de la casa, y entremos lo antes posible al coche del chico.

Al hacerlo, nadie dijo una palabra más durante todo el recorrido, e incluso cuando estuvimos adentrándonos al club.

Lo más extraño de todo, es que pensaba que llegaríamos divirtiéndonos, cuando en realidad, nos enfocamos tanto mi compañera y yo en seguir a dónde iba Seong-jin, que ahora estábamos como tontas en la segunda planta privada del lugar, donde la música era muy tenue y donde difícilmente se podía observar lo que ocurría bajo nosotros.

Los tres permanecíamos sentados en completo silencio en un lujoso sofá de cuero color negro. El ambiente que nos rodeaba lo sentía agobiante e incómodo, aunque eso se reflejaba más en Sun-hee y en mí, que en Seong-jin.

Por lo que podía notar, él parecía estar de lo más tranquilo y cómodo, mientras que yo moría por salir corriendo de ahí.

En eso, una chica se acerca a nosotros para ofrecernos algún tipo de bebida que traía en una bandeja, y Sun-hee sin demorar, se levanta a agarrar uno de los vasos de vidrios para pasármelo a mi, y otro para quedárselo ella.

Lista para ingerir el líquido, acerco el vaso a mis labios y así oler su aroma, pero me lo es arrebatado en un cerrar y abrir de ojos.

Giro mi cuello en dirección a Seong-jin, y miro como se lo tomaba de un solo trago, dejándome casi con la boca abierta.

Pedirle una explicación era justo lo que pensaba hacer, cuando de pronto el maldito sonido de una llamada me interrumpe.

—¿Diga? —responde el chico mientras se levantaba de su asiento y se retiraba junto con el vaso.

—Sun-hee. —La llamo con tono suave, y me recorro un poco hacia ella.

—¿Hmm?

—¿Tienes..., otro trago?

—¿Te acabaste tan rápido el que te di? —eleva sus cejas con sorpresa.

—Bueno..., en realidad...—dejo de mover los dedos desesperadamente sobre mi rodilla, y agarro aire para desaparecer el estrés que sentía.

—Tengo algo urgente que atender. —Nos entera Seong-jin, al acercarse a nosotras—. ¿Desean irse o quedarse?

—Nos quedaremos un rato más —contesta mi amiga.

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