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Sábado. Dos semanas después.

Niall, Bárbara y Lauren en la sala del departamento. Harry, Louis y Liam en la cocina.

—¿Seguros?

—Li, vamos a estar bien. No te preocupes. —Respondió el rizado.

—¿Crees que no me voy a preocupar dejando a Louis en la misma habitación que una estufa y cuchillos? Estoy viendo por tu bien, Rizos, piénsalo.

Louis puso una expresión indignada y colocó una mano en su pecho.

—Creo que sabré manejarlo. —respondió Harry mientras lo empujaba ligeramente en dirección a la sala. Guiñándole un ojo.

Liam suspiró; señaló a Louis. —Ahí de ti si rayas mis sartenes, imbécil. —dirigió su vista a Harry, llevó su mano a la frente del contrario, de la frente al pecho, pecho al hombro y después al otro; persignándolo. —Suerte.

Posteriormente, caminó hacia la sala, dejándolos solos.

—Del uno al diez, ¿qué tanto crees que se enoje si acaricio sutilmente esta cosa con un tenedor? —dijo Louis fingiendo inspeccionar el sartén en su mano.

—Lou, tus bolas deben estar muy cómodas en tu cuerpo; nada más reflexiónalo. —se encogió de hombros reprimiendo una carcajada y comenzó a acomodar los ingredientes en la mesa.

El castaño rio ligeramente y se acercó a Harry apoyando su barbilla en el hombro de este, delicadamente. —¿Qué vas a hacer? —dijo casi susurrando.

El rizado tragó saliva, por la cercanía. —¿V-voy? Vamos. —tomó todo su valor y giró en su propio eje, quedando de frente al chico; poco espacio entre ellos.

—Tú cocinas, yo pruebo lo que cocinas y así evitamos gente intoxicada. —y le guiñó el ojo.

—No me molestaría arriesgarme. —le sonrió. —Gracias por aceptar ayudarme. —con su dedo índice le regaló un rápido y tierno toque en la punta de la nariz. Se alejó a recolectar lo que necesitaban del refrigerador.

Louis bajó la mirada y reprimió una sonrisa.

Después de un rato, Harry le entregó las papas que había dejado hirviendo desde hace un rato y le dio la indicación de molerlas.

Se intentó tardar lo más posible en esa tarea, pareciendo ocupado. Quería ayudar a Harry, así que no estorbaba y lo entretenía. La mejor ayuda.

Entre plática, risas y él asegurándose de que cada gramo de esas papas estuviera meticulosamente hecho puré. Nunca supo que estaban cocinando.

Cuando Harry metió algo al horno decidió preguntar. —Estas bebés ya están perfectas, eh. —le acercó el recipiente con el puré, el rizado lo recibió con una sonrisa de agradecimiento. —y si no es mucha indiscreción, ¿qué le cocine a mis comensales, disculpa?

El ojiverde soltó una carcajada. —Bien. Hiciste pollo, relleno con mozzarella, envuelto en jamón de Parma. Y yo, —señaló el puré mientras le agregaba otros ingredientes. — un puré de papa sencillo. —se encogió de hombros.

—Wow, soy un gran chef, ¿no crees?, bastante insensato de tu parte el puré, pero aprecio la ayuda. —se acercó rápidamente a su espalda, dejando un beso en su mejilla.

Esperaron un rato más para que la comida estuviera, completamente lista.

Louis se ofreció a emplatar. Harry lo felicitó al ver que realmente le puso mucho detalle a cada plato.

Acomodaron juntos el comedor y todos se sentaron a degustar.

—Esto se ve bastante bien chicos. —elogió Lauren sonriendo a la pareja.

Conocidos ⟪l.s.⟫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora