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Sabía que Denki llegaría tarde, le había dicho que debía preparar unos exámenes y pasaría la tarde en la escuela. Por fin había aceptado hablar con el, pero no contaban con ese retraso, así que le dijo que podía esperar en su casa, sabía dónde estaba la llave de emergencia, así que podía entrar sin problema.

Quería estar en paz con su amigo, odiaba que no le hablara o lo ignorara, y era lo que había estado pasando esas semanas.

Se sentó en el sofá, tomaría una siesta en lo que esperaba, estaba algo cansado, el trabajo era demandante y no había podido dormir bien. Apenas había logrado conciliar el sueño, cuando unos fuertes golpes en la puerta lo hicieron levantarse rápidamente.

Apenas abrió la puerta, un suave jadeo salió de sus labios.

Izuku estaba de pie, recargado en el umbral, con los ojos hinchados y las mejillas llenas de lágrimas, agitado y con la ropa desareglada, se notaba que había corrido.

Su exprecion era desgarradora, no sabía que había pasado, pero quería consolarlo, las manos le picaban y su cuerpo le pedía a gritos que lo abrazara.

Noto la duda en el semblante de su gatito, pero antes de que diera un paso para acercarse, Izuku salto a sus brazos que se abrieron instintivamente. Lo recibió con todo el amor que quería darle, lo sintió abrazarse a su cuello y aferrarse a el con fuerza. Lo pego a su pecho con un abrazo y lo cargo, levantandolo del suelo y aferrandose a él.

No sabía por qué estaba ahí, así, pero no importaba, lo consolaria y haría que dejara de llorar, le daría lo que le pidiera si se quedaba entre sus brazos siempre.

- Tranquilo gatito, estoy aquí - le susurro con cariño y cerró la puerta.

Se sentó en el sillón con Izuku en sus piernas, que no soltaba su cuello. Podía sentir la humedad de las lágrimas y el temblor de su cuerpo con cada sollozo.

Comenzó a acariciar sus espalda con cariño, y con la otra mano acariciaba su cabello, susurrándole que todo estaría bien, que él lo cuidaría.

Sintió que los temblores aumentaban y lo sentó en el sillón, se levantó y jalo la manta con la que se habia cubierto antes, la puso sobre los hombros de Izuku y lo envolvió con ella.

Izuku no decía nada, solo miraba fijamente un punto al azar, temblando y derramando lágrimas sin parar.

Shinso lo recostó en un cojín, y comenzó a acariciar sus mejillas, limpiandolas con cuidado. Se recostó enfrente de él y lo abrazo pegándolo a su pecho, agradeciendo internamente por el tamaño de ese mueble, que le permitía estar en esa posición.

Izuku poco a poco dejo de temblar y llorar, solo estaba quieto, mirando la nada. Shinso acarició su mejilla y levantó su mentón para que lo mirara.

- Tranquilo, todo estará bien, yo te cuidare pequeño, no deves preocuparte por nada, te protegeré... - susurro acariciando su mejilla de nuevo, siguio a su mandíbula y paso a sus labios entreabiertos, delineandolos con la punta de sus dedos, sintiendo el tibio aliento que emanaban.

Izuku lo miraba como entre sueños, se sentía cálido y cómodo, y se dejó envolver, no quería pensar en nada, estaba agotado...

Shinso se acercó lentamente y con cuidado rozó sus labios con los de Izuku, despacio los comenzó a mover, acariciandolos y poco a poco se dejó llevar, besandolo con cariño, abrazando su cintura y acercándolo a su abdomen, sintiendo su calor y el tamaño de su cuerpo que encajaba perfecto en sus brazos.

De pronto eso ya no era suficiente, necesitaba más, quería sentir más de él.

Izuku apenas reaccionaba, por instinto devolvió apenas el beso, sin besarlo realmente, seguía aturdido.

Metro Y Medio (KatsuDeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora