Te amo

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- ¡¿Pero que puta mierda paso!? - se escucho el grito en la casa... y por toda la calle.

- Cariño... Tu vocabulario... - susurro Masaru tomando el hombro de Mitsuki.

- ¡Pero es que mira su carita! - gritó llorando y abrazando con fuerza a Izuku.

- Estoy bien, lamento preocuparla - dijo el peliverde devolviendo el abrazo.

- Tsk, yo me he visto peor y jamás me a abrazado... - dijo Katsuki cruzado de brazos y volteando hacia otro lado.

- ¡Por qué se que eres un bruto salvaje! - le gritó su madre mirándolo y apretando a Izuku contra su pecho con fuerza - pero Izuku es un ángel... ¡¿Quien mierda te lastimo, Izuku?! - dijo casi gruñendo.

- Cariño, creo que esto es algo que ellos deben arreglar, ya no son unos niños... - dijo Masaru tomando del brazo al pecoso y sentandolo en el sillón - Ahora, dime que fue lo que pasó - hablo Masaru serio, mirandolo fijamente.

Izuku se encogió en el sillón, nunca lo habían interrogado por nada, sus padres nunca habian necesitado regañarlo y se sentía extrañamente intimidado, aún si los padres del cenizo se veían preocupados y no molestos. No logro evitar que sus ojos se cristalizaran, y un lindo puchero involuntario apareciera en sus labios.

Katsuki lo miro y casi salta sobre él para protegerlo de sus padres, pero respiro hondo y se controlo...

-¡¡¿Con una mierda, quieren dejarlo en paz!!? ¡¡Maldición!! ¡¡Un imbécil se quiso pasar de idiota y pelearon!! ¡¡Le jodí la cara y lo deje inconciente!! ¿¡Ya!? - dijo lo más calmado que podía estar.

Sus padres lo miraron serios, sabían que Katsuki no permitiría que alguien lo lastimara, desde que llegó y se lo pidieron, no lo había dejado solo y sabían que lo quería y cuidaba, Izuku no se podia defender a los golpes, pero su hijo claro que podía. Y se sintieron aliviados de que estubieran juntos y lo defendiera. Ambos suspiraron profundo.

- ¿Estás bien cariño? - dijo Mitsuki acariciando el cabello de Izuku - Está bien que te defiendas, pero debes tener cuidado, a muchos imbéciles no les importa si puedes o no defenderte, igual tratarán de lastimarte - dijo mirándolo con ternura.

- Cariño, creo que eso lo sabe, ya no es un pequeñito - dijo Masaru a su espalda - me alegra que estés bien, solo trata de evitar peleas con los puños, no quiero que alguien te lastime de gravedad ¿De acuerdo? - suspiro pesado cruzandose de brazos.

- Si, lamento preocuparlos , de verdad, pero estoy bien, Kacchan me defendió, estoy seguro de que no volverá a molestarme - dijo serio, mirando a ambos y suspiro tratando de no pensar en eso - además, Shoto me dió esto - dijo mostrándoles una bolsa - son cremas y pomadas para que desaparezcan más rápido... sabe mucho sobre el cuidado de la piel... - dijo con una sonrisa que le provocó una mueca, en verdad le dolía la cara.

- Deacuerdo... - suspiro Mitsuki y fue por el botiquín.

Lo curo con todo el cuidado que podía, no había sangre, pero los golpes eran evidentes, y sabía que al día siguiente serían más notorios, afortunadamente era fin de semana y sabía que las cremas le ayudarían.

Por la noche fue Katsuki quien se escabullo a la habitación de Izuku. El peliverde lo esperaba, sabia que no podría dejarlo solo. Lo esperó sentado en el centro de la cama, con la tenue luz que se colaba por la ventana, la luna nueva hacia que todo fuera más oscuro de lo normal, apenas se distinguían las siluetas, pero Izuku podía ver claramente el cuerpo del cenizo y notar el brillo en sus ojos.

Katsuki se acercó y subió a la cama, sentandose frente a él, tomo su cadera y lo acerco con cuidado. Izuku separó sus piernas y las acomodo al rededor de la cintura del cenizo, deslizandose y quedando sentado sobre su cadera. Enredo los brazos en su cuello y se pegó a él, inhalando su aroma y suspirando.

Metro Y Medio (KatsuDeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora