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Aprovechando que mi madre estaba aún trabajando, pude entrar en casa sin problemas. Si ella se enteraba de esto, se enojaría. Pero no tenía opción, nunca me creería.
- Al fin. Estaba por activarlo.
- ¿Podrías, al menos, respetar mis horarios escolares?
- Esto no funciona así.
- Solo... has lo que tengas que hacer. Rápido, por favor. -prefería volver a la escuela, que estar ahí.
- Me parece que no entiendes. Si te hice venir desde la escuela, es porque esto no va a ser rápido. -cuando lo vi acercándose a su panel, supe que no iba a salir bien.
Sin decir nada, salí corriendo. Pero, claro, él podía obligarme a regresar. En cuestión de segundos, él estaba otra vez frente a mi. Y fue lo último que vi, antes de desmayarme.
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- La espantaste. Acéptalo. -dijo Ryan.
- No es eso. ¿Y si le pasó algo?
- Spyder... -dijo Harris frustrado.- no apareció en toda la semana. La asustaste.
- No fue eso. Estoy seguro de que también le gusto. ¿Y si la buscamos con lo que quedó del robot?
- No quedó... nada. Y ya dejen de hablar del robot.
- ¡Ahí está! -ahí estaba ella. Como si nada hubiera pasado.
- ¿Cómo es que aún no hay una orden de restricción? -escuché a Harris, mientras iba con ella.
¿Qué les pasaba? Tenía muy encanto e increíble sentido del humor. Ella no estaba huyendo de mi. Siempre sonreía conmigo. Sentíamos lo mismo. Estaba más que seguro de eso.
- Hola. -en cuanto escuchó mi voz, se giró a verme.- Desapareciste...
- Sí, tuve un... problema en casa. -dijo sonriéndome con algo de incomodidad.
- ¿Pero está todo bien?
- Sí, sí. Creo que sí.
- Bueno... ¿Quieres salir conmigo? -eso la hizo reír un poco.
