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— Necesito tu ayuda. —le dije a Veracity, cuando logré alcanzarla en el descanso.
— No.
— Por favor, Veracity. Me conoces de años.
— Sí, y nunca creí que fueras un... una especie de robot.
— Ok. En primer lugar, no soy un robot. Solo... fusionaron algo de tecnología con mi sistema nervioso. Es muy complicado de explicar. En segundo lugar, los ayudé a salir.
— Y tú nos metiste ahí.
— No sabía que eran ustedes.
— Eso no es mejor.
— Oye, entiendo que no fue una buena situación, para que... se enteraran de... eso. Pero necesito explicarle todo a Spyder.
— Oh, de eso se trata. No lo haré. Es divertido ver como se lastima, físicamente, con sus alocadas ideas, pero es mi amigo. No voy a dejar que lo lastimes.
— No quiero lastimarlo. Quiero explicarle todo. Créeme que no es como creen...
— La respuesta sigue siendo no. No confío en ti. —dijo antes de irse.
¡Estúpido Jack! Él... tenía razón. Cuando los demás supieran de... mis poderes, se alejarían. Me verían como un arma, como una amenaza. Él no iba a quitarme el chip. Ya no tenía su laboratorio, así que... le tomaría un tiempo reconstruirlo. Más aún, si se lo seguía escondiendo a mi mamá.
Solo... tenía una forma de quitármelo. Tal vez así, Spyder podría volver a confiar en mí.
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Los siguientes días, me dediqué a estudiar la información que Jack me obligó a robar. Pero no entendía la mitad de las cosas que mencionaban. Mi cerebro no daba para tanta... ciencia.
Solo tenía una salida... ¡¿Por qué ahora tenía que cambiar de plan a cada hora?!
— Spyder...
— No. —ni siquiera se detuvo. Solo siguió de largo, como si no estuviera ahí.
