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— Oigan, si me hubieran dicho quien era ella, no hubiera dejado que se vaya. —se excusó Leo.
— Tenemos que encontrarla. La última vez que desapareció, fue porque su padrastro la obligó. —dijo Harris.
— Veracity, rastreala. Tenemos que ir por ella. —dijo Ryan.
Solo por ahora... no me iba a quejar. Teníamos que asegurarnos de que estuviera bien.
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— ¿Estás loco? Es que... ¡Agh! ¡¿Cómo pudiste hacer una cosa así?!
— No me grites.
— ¡¿Luego de lo que hiciste no puedo gritarte?! ¡Tratas de venderme! ¡A mí y a... al tecnópata!
— No voy a venderte.
— ¡Es exactamente lo que vas a hacer! ¡Ya me cansé de ti! ¡Se acabó! —estaba por irme, pero me obligó a regresar.
Estaba cansandome de todo esto. Era demasiado. Ya no podía. No lo aguantaba. ¡Solo quería volver a ser una adolescente normal! ¡¿Eso era mucho pedir?!
— ¿A dónde crees que vas?
— No lo sé. Al otro lado de la ciudad, con la policía. No sé. ¡Pero si estoy lejos de ti, me sirve!
— ¿Y quién rayos va a confiar en ti? ¡Eres un arma! ¡¿Cuándo lo vas a entender?! ¡Sí alguien allí afuera descubre tus poderes, el gobierno vendrá por ti!
— ¡Pues prefiero eso a seguir trabajando para ti! ¡Y si no quieren confiar en mí, bien! ¡Seré el arma que quisiste crear, y los obligaré a creerme!
— ¡Ven aquí! —él trató de atraparme, pero, ahora sí, estaba dispuesta a defenderme.
Trataba de controlar mis habilidades, pero se lo impedía. Me costaba mucho, y eso causaba que me comenzara a doler el cuello, pero no iba a dejar que tomara el control.
— ¡Ya déjame!
— ¡No podrás resistirte por mucho tiempo! ¡Cuando menos te lo esperes, comenzarás a fallar y yo tendré el control!
