Más de dos caras

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«Ningún hombre conoce lo malo que es hasta que no ha tratado de esforzarse por ser bueno. Sólo podrás conocer la fuerza de un viento tratando de caminar contra él, no dejándote llevar».

CLIVE STAPLES LEWIS

Viernes, 2 de febrero de 2024

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Viernes, 2 de febrero de 2024

Más de quince días habían pasado desde que Alek había sido obligado a permanecer en el palacio, como un invitado forzado, bajo la amenaza de ser desterrado a tierras lejanas y desconocidas. Medio mes y con cada día sentía que se ahogaba más en el pozo sin fondo de la mafia, sin quererlo se estaba comprometiendo emocionalmente. Por un lado tenía la amenaza de guerra entre las dos ramas principales de los Orlov, donde su padre o sus hermanos podían terminar muertos, donde podría perderse la mitad de la organización, llevándolos casi al fin. Alek no quería tener nada que ver con la mafia, pero la idea de que desapareciera era demasiado, la organización era una parte de sí mismo, una parte que no podía odiar.

Por otro lado, tenía sentimientos extraños hacia Ethan Orlov: no le terminaba de agradar, él lo había encerrado después de todo, pero lo comprendía, las razones que había dado para proponerle ese matrimonio le parecían correctas; le creía cuando este afirmaba no desear guerra, porque no parecía ser ese asesino cruel del que todos en la ciudad hablaban como si fuese un ente salido de un cuento de terror. Y estaba el hecho de haberlo visto en aquel estado tan deplorable, abandonándose, echándose a la pena y a la miseria, matándose.

Alek ahora estaba consciente de que el gran y poderoso jefe de la mafia rusa deseaba morir y cargaba un gran peso que lo aplastaba. ¿Cómo ignorar eso?

Sabía que no debía involucrase en ello, pero ya lo había hecho, en vez de mantenerse al margen y a salvo, había decidido entrar en esa habitación y se había condenado en ese mismo momento. Se había empapado del dolor de Ethan, como si por un momento lo hubiera sentido en cada fibra de su ser, como si su lobo hubiera conectado con el del omega.

«Imposible», dijo su lobo alfa, en su mente, como solo humano y espíritu animal podían hablar. Normalmente el lobo de Alek no hablaba, no les hacía falta, eran uno en cada cosa que hacían, actuaban o decían. «Un alfa puede conectar con los sentimientos y emociones de un omega solo a través de la marca».

—Eso dicen todos, pero no sabemos cómo es en realidad —alegó Alek. Nunca se había enlazado con un omega, con Evelyn habían decidido esperar hasta que se casasen—. Y no hay que olvidar que Ethan Orlov es un ditya luny también; aunque sepamos muchas cosas de nuestra condición, no lo sabemos todo.

«Ni siquiera podemos percibir el olor de ese omega, ¿cómo podría conectarme con su lobo?», cuestionó la parte animal.

—Me cuesta más de lo debido controlar mis feromonas cuando pasa algo con él —admitió Alek—. Como esa vez en el lago, sabes bien que al principio emití feromonas sin darme cuenta, luego las controlé a conveniencia. Ayer también, lo peor es que solo lo noté cuando me alejé y lo dejé en la ducha. He estado diciéndome que son imaginaciones mías, pero no lo creo.

Querido SilencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora