Secretos

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«Quién eres que haces que quiera revelarte hasta mi más profundo secreto. ¿Eres un ángel? Mi amado ángel, regalo de paz en medio de mi guerra interior?».

 ¿Eres un ángel? Mi amado ángel, regalo de paz en medio de mi guerra interior?»

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Viernes, 15 de marzo de 2024

Había pasado casi medio mes desde que Ethan había ordenado y presenciado la ejecución del espía y el castigo de Kenny, este último a penas se había recuperado hacía un par de días. Elías Orlov había estado furioso, pero Ethan se había atrevido a ponerle un alto y enfrentarlo, le había amenazado diciendo: «De ahora en adelante, lo que me hagas a mí, se lo haré a él, pero diez veces peor». Había resultado efectivo, pues Elías no se había aparecido ante Ethan en todo ese tiempo. Sin embargo, a Ethan le preocupaba que estuviese planeando algo en su contra como venganza, así que siempre estaba en alerta.

En esas semanas, no había hablado con Alek para nada, lo estaba evitando, como si no quisiese contaminar un lago de agua pura con lodo. Mas, había ordenado que Alek escogiera al personal que lo serviría: dos guardias y tres mucamas; entre ellos, Alek seleccionó a Nikolay, el joven que habían degradado a servir fuera del palacio gracias a que lo había obligado a confesar lo que pasaba con el boss bossov, aquella vez de la severa depresión. Alek se sentía culpable por ese chico, así que quería ayudarlo, Ethan no se opuso para nada, ni siquiera recordaba quién era Nikolay; el que sí había puesto problema fue Sergei, alegando que ese alfa no merecía regresar. Yarine le había callado diciendo que no metiera problemas personales en el trabajo y que Nikolay merecía otra oportunidad.

Así que ahora Alek vivía con más libertad y nadie lo vigilaba veinticuatro horas, sus empleados solo se limitaban a procurar su bienestar. No lo admitiría ante nadie, pero le gustaba esa parte de ser un Orlov: no tener que hacer las cosas más simples como cocinar, limpiar... Había sufrido bastante para aprender a hacer todo eso cuando había ido a vivir por su cuenta.

Se sentía mejor viviendo en el palacio bajo las nuevas condiciones, pero le molestaba mucho que Ethan no le dirigiese la palabra. Le dolía porque se habían acercado en el viaje, quizás demasiado, entendía que quisiese poner distancia, pero ¿negarle hasta el saludo? Era demasiado. Su preocupación más grande era que Ethan hubiese recordado el casi beso en el bar, eso explicaría que no quisiera ni ver su cara. Aun si fuese así, Alek quería hablarlo y aclararlo, odiaba cuando las personas dejaban de hablar sin razón. Estaba de mal humor por esa situación y porque ya no disfrutaba tanto las conversaciones con su novia. Poco a poco los temas de conversación de Evelyn se iban agotando y él no podía contarle mucho de nada, se estaban alejando y eso era lo que menos deseaban. Debían volver a verse pronto o su relación peligraría.

—Nikolay —llamó al joven alfa.

—Sí, señor —respondió este, de inmediato. Estaban caminando por los jardines ya que Alek se había aburrido dentro.

—¿Dónde está Ethan ahora?

—No estoy seguro, pero es viernes así que debe estar ocupado con asuntos de los que no tengo información.

Querido SilencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora