Esclavos

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"La paloma protesta contra el aire, sin darse cuenta de que es lo único que le permite volar."

GOETHE

Lunes, 20 de noviembre de 2024

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Lunes, 20 de noviembre de 2024

El Boss bossov de los Orlov había regresado al palacio, volvía dejando atrás el pasado, por fin había aceptado que no sería capaz de regresar el tiempo, nunca; volvía como Ethan Orlov, hijo de la mafia más grande del mundo. Volvía luego de enterrarse a sí mismo junto a todos los sueños que un día había tenido con Selim Aslan.

Ethan Orlov volvía decidido a proteger su sangre, había nacido para eso y sería el mejor, no dejaría que nada le impidiese cumplir con su papel, esa decisión en parte la había tomado por Alek, gracias a él había visto la grandeza de su sangre, en lo que podría convertirse o habría podido de no ser por su condición actual.

Quería ser un Orlov por Alek, pero era justo por él que podría dejar de serlo.

En su visita a Yura, este le había dicho una gran verdad: ya era tiempo de actuar y si Alex no le servía, debía buscar a otro. De lo contrario, la guerra acabaría con Ethan y con su gente. Lo que había pasado en Corea, el ataque a Chang Suk y Yura, había debilitado mucho a los aliados de Ethan, la rama de los Topaz era débil ahora, con un líder nuevo, sin experiencia. Y, como Alek había informado, por fin la rama Rubin y la rama Izumrud habían mostrado abiertamente su apoyo a los Safir, es decir, a Arman Orlov. Y las otras ramas habían decidido mantenerse neutrales, si Arman lo quisiese, en ese momento acabaría con Ethan y todos los Lazurit. Solo el honor se lo impedía, le había dado un plazo a Ethan y respetaría ese tiempo. Pero ese tiempo pronto se acabaría.

«¿Mi señor, no cree que sea momento de buscar a otro alfa?», había sugerido Yura, en una tableta, pues no era capaz de hablar bien, así como no podía caminar; sus funciones motoras estaban bastante dañadas y no se esperaba una competa recuperación, pero sí una buena. No correría maratones ni podría volver a disparar un arma, pero con los años sería casi una persona normal, si era constante en sus terapias físicas.

El joven omega, incluso sin saber bien la situación de Ethan y Alek, pues su memoria venía en pedazos confusos, había reconocido que Ethan solo retrasaba lo que sabía que debía hacer. Por ello le había preguntado lo que antes no se había atrevido a hacer: ¿cuál era el trato que le había propuesto a Alek y por qué lo mantenía cerca si lo había rechazado? Ethan contestó a la primera pregunta, pero para la otra no tuvo respuesta.

Habían pasado meses desde que había traído al alfa en contra de su voluntad y ahora no veía una vida en el palacio sin Alek, no quería perderlo, pero perdería todo si no hacía algo. Aun la vida de Alek podría estar en peligro si este decidía apoyarlo a él, en vez de a su padre, lo que era muy probable, viendo lo cercanos que se habían vuelto.

Por su parte, Elías nunca había sido bueno dando consejos, pero sí era excelente para soltar las verdades sin pelos en la lengua y más ahora que había estado furioso, no tanto por el escape de su sobrino como del hecho de que había nombrado a Alek como el nuevo líder y este lo había encerrado cual animal.

Querido SilencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora