El sueño de una vida

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«Recoger los pedazos de un sueño destrozado es mejor que no tener pedazos para recoger en absoluto».

Matshona Dhliwayo.

Jueves, 24 de octubre de 2024

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Jueves, 24 de octubre de 2024

Escapar no siempre es de cobardes, a veces se debe escapar para sobrevivir, para buscar el mundo que desea el corazón. Escapar a veces implica más valentía que quedarse donde no se es feliz, pero sí cómodo.

A Ethan le costó demasiado dejar el palacio y mucho más despedirse de Alek, la idea de dejarlo solo en ese palacio lo destruía, pero debía hacerlo, no podía arrepentirse. No sabía lo que le esperaba, nunca había querido saber nada sobre Selim Aslan, no sabía ni dónde era que vivía en la actualidad. Mas, debía encontrarlo, para recuperar lo que había perdido, todo, o al menos la mayor parte. No tenía a nadie más y sabía que si aparecía ante Selim, este dejaría todo para estar a su lado; al menos en eso confiaba, era su única esperanza. No podía seguir viviendo en la mafia, porque terminaría perdiendo toda la humanidad que le quedaba y pondría en riesgo a los que dependían de él, como a Yura. Si eso pasaba de nuevo, no podría vivir. No creía ser capaz de ser el Boss bossov de los Orlov, si ni siquiera podía llevar un operativo de rescate con éxito, no podía proteger a nadie. Nunca debió haber aceptado hacerse cargo de una responsabilidad para la que no estaba listo, que ni siquiera quería.

Ahora no sabía por qué se había empeñado tanto en conservar su posición en la organización, quizás porque sentía que no tenía nada más, quizás porque tenía miedo de buscar al único ser humano que lo había destruido sin recibir castigo. Sin embargo, ahora era indispensable que lo encontrase; había abandonado todo, de nuevo, para ir detrás de un sueño, el sueño de una vida normal y feliz como la que Alek tenía fuera del palacio.

Había preparado todo en pocas horas, luego de salir de la habitación de Alek, le pidió a Nikolay que lo ayudase a escapar como la vez anterior, el chicho había estado convencido de que Ethan y Alek iban a tener una noche de diversión como la vez pasada, así que accedió y fue a preparar la motocicleta y mucho dinero en efectivo, lo que le pareció raro, pero supuso que iban a quedarse varios días, donde sea que fuesen.

Además, Ethan le pagó a una cocinera para que pusiera pastillas para dormir en la comida de todos quienes vivían o trabajaban dentro del palacio y eso incluía a Yarine, Sergei, Peter, Nikolay y al mismo Alek. Ethan preparó algo de ropa, la más casual que tenía en su armario, además de las pocas pertenencias que le importaban y eso era el cofre que Beyhan Aslan le había regalado, donde tenía algunas fotos de él junto a Selim de los días que habían pasado en la cabaña de la montaña. Una era su favorita y, claro, la que más le dolía: Selim lo abrazaba mientras ambos dormían, parecía la imagen de una pareja feliz y eso era lo que menos habían sido en ese momento. También guardó algunas fotografías que Alek, Yura y él se habían tomado aquella noche en la isla Nero, eran recuerdos valiosos que estaban en su celular, el cual no podía llevar consigo porque lo rastrearían, así que las imprimió. Y claro que no podía olvidar la pulsera esclava de Selim, la cual había dejado de usar tan seguido.

Querido SilencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora