Te necesito

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"Quiéreme cuando menos lo merezca porque es cuando más lo necesito."

MARIO ALONSO PUIG

Lunes, 25 de marzo de 2024

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Lunes, 25 de marzo de 2024

En el mundo existen esos encuentros mágicos y especiales, cuando nace la hermosa sensación de que nacieron el uno para el otro, para complementarse, para ayudarse, para sanarse, para amarse, para ser ese silencio pacífico que un alma atormentada necesita.

«Mi querido silencio».

Alek era eso para Ethan, pues su presencia y cercanía eran capaces de apagar el ruido de su cabeza, callar a las voces que lo atormentaban día y noche. Aunque sea por unos instantes podía sentir paz y todo gracias a Alek. No se daba cuenta de lo mucho que empezaba a depender de él para mantenerse cuerdo, para mantenerse vivo.

La cercanía del alfa le provocaba un cosquilleo en el estómago, estar tan juntos, envuelto en sus brazos que cada vez lo apretaban más, le emocionaba, pero también estaba nervioso. No sabía el siguiente paso de Alek, ¿cómo podría saber lo que se le pasaba por la mente?, solo lo estrujaba con más fuerza cada vez, como si quisiera fusionar sus cuerpos. Ethan percibía el cálido aliento y la respiración de Alek pasearse por su cuello, sentía sus labios a penas rozar su piel; todo eso hacía que una corriente eléctrica recorriera su espalda y debilitara sus piernas. No quería que Alek parase, no quería alejarlo, al contrario, compartía el deseo de acercarse más y más aunque ya no era físicamente posible.

­­­—Tengo frio —dijo causando que Alek regresara a la realidad, sin quererlo, pues estaba encantado con estar tan cerca de Ethan, se moría por llegar más lejos, por tocarlo más. Ethan también lo deseaba, pero no se atrevía, ni la gran cantidad de alcohol en su cuerpo podía darle valor para continuar con ello, por eso lo había detenido.

—Te llevaré a mi apartamento —avisó Alek. Todavía estaban en el estacionamiento—. ¿Quieres que te cargue?

—Eso me haría ver infantil —negó Ethan—, puedo caminar —dijo y dio unos cuantos paso, pero casi no podía mantenerse en pie. Alek lo levantó del suelo y lo cargó en brazos.

—Aquí no importa si te ves infantil o no, aquí no eres el líder de nada —declaró haciendo sonreír a Ethan, quién se aferró al cuello de Alek por miedo a caer, estaba mareado.

Subieron por el ascensor, Alek abrió el apartamento con un código, sin bajar a Ethan. Entraron, era un lugar bonito, no muy grande, suficiente para dos personas. El alfa lo llevó hasta una habitación, la única del lugar, y lo dejó sobre la cama.

—¿Cómo te sientes? ­—preguntó viendo que Ethan se le notaba lo ebrio a simple vista.

—Muy bien —aseguró Ethan, animado y hablando de forma extraña—. ¿Esta es tu habitación?, ¿aquí duermes con Evelyn?

Querido SilencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora