Nada más importa

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"El miedo de perder a alguien es un miedo profundo, pero la verdadera tragedia es nunca encontrar a alguien que valga la pena tener miedo de perder."

Kamand Kojouri

Alek conducía su motocicleta a toda velocidad, subiendo por el peligroso camino que llevaba al palacio, no le importaba nada, ni si se lastimaba o tenía un accidente, solo debía llegar con Ethan a toda costa; esta vez no sería un simple espectador...

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Alek conducía su motocicleta a toda velocidad, subiendo por el peligroso camino que llevaba al palacio, no le importaba nada, ni si se lastimaba o tenía un accidente, solo debía llegar con Ethan a toda costa; esta vez no sería un simple espectador a la distancia, esta vez protegería a ese niño que le había cautivado con su poder, coraje y belleza. No permitiría que lo destruyesen otra vez, aunque para eso tuviese que enfrentarse con su hermano de sangre.

Había dejado a su novia atrás, sin siquiera explicarle nada, había salido del apartamento cegado por sus sentimientos, por su miedo. A pesar de que Evelyn le había rogado para que no se fuese, Alek no podía permitirse el quedarse ahí, sin hacer nada, no cuando había jurado proteger a Ethan; no podía perderlo y lo haría si Luka cumplía con su objetivo.

Por la mañana, cuando Evelyn lo había despertado para preguntarle por qué había dormido en el sofá, lo primero que hizo Alek fue revisar su celular y encontró un mensaje de Ethan que lo hizo sonreír, en el que le daba las gracias por esa noche, además de la invitación formal a la fiesta de cumpleaños número 22 del Boss bossov. «No faltes, quiero verte», decía el mensaje y claro que Alek no planeaba hacerlo.

Pero en esa fiesta Ethan anunciaría su compromiso con Luka y eso le daba nauseas, preocupado por la reunión que su hermano tendría esa mañana en el palacio, decidió llamarlo, así sabría si Ethan le había contado toda la verdad o le estaba ocultando cosas para no preocuparlo. De la boca de Luka supo las verdaderas condiciones del acuerdo con Ethan, el sinvergüenza se lo contó con orgullo.

«Gracias, hermanito, por ti voy a tener al omega más poderoso del mundo en mi cama», habían sido sus palabras y si hubiesen estado frente a frente, Alek lo hubiese enfrentado como en la antigüedad se luchaba, de lobo a lobo, porque su rabia era tal que su instinto le demandaba transformarse para proteger al omega que deseaba y amaba. Y todo empeoró al escuchar que Luka no planeaba esperar a la boda como había prometido, su plan sórdido era "probarlo" ese mismo día.

Luka se lo contaba porque tenía la certeza de que a Alek le molestaría, sí, pero que no haría nada, creía que Alek no había sido más que un simple prisionero todos esos meses, nunca se hubiese podido imaginar que su hermano pequeño, que siempre había sido devoto a su novia y a su vida fuera de la mafia, pudiese enamorarse del líder de la organización. Alek menos, eso era lo que Baran le había hecho creer, pues este quería proteger a Alek, no sería bueno si su padre se enterase de que su hijo favorito se había enamorado de la única persona que Arman no aprobaría. Y, aunque por algún motivo, Alek quisiese hacer algo para detener a Luka, sería muy difícil, pues este ya estaba en el palacio.

No contaba con que Alek ignoraría todas las leyes de tránsito, conduciría a una velocidad inhumana por la ciudad, a riesgo de sufrir un terrible accidente, todo mientras intentaba comunicarse con Ethan, quien no le contestaba el celular. No podía hablarle a nadie más en el palacio porque se habían asegurado de que no tuviese más comunicación con el personal para que pudiese integrarse más rápido a la vida normal y olvidarse de la mafia. No tenía de otra que subir la montaña por el bosque, que era mil veces más peligroso, pero le tomaría la mitad del camino; agradecía que no había empezado a nevar todavía, o no hubiese podido avanzar.

Querido SilencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora