Connor
21 de abril, 2022
Cierro los ojos con pesadez, intentando controlar mi mal genio y no despedir a todo el personal que se encuentra de pie frente a mí de un grito junto a un golpe en su rostro. No sería una muy buena primicia que el chairman de Lunix S.A. y el gran productor de Hollywood haya despedido a todos de un grito y encima que los haya golpeado.
Aprieto los labios en una fina línea y mis manos las hago puños, conteniéndome, antes de abrir los ojos nuevamente y fijar mi vista en las personas que dicen ser profesionales y que por algo están trabajando aquí, ya que nadie ingresa a trabajar aquí, así como así, se necesitan contactos, pasar una prueba de suficiencia y varias entrevistas.
—Tenían que tener esto listo para la semana pasada —intento no gritar. Cuando no escucho a nadie decir nada alzo una ceja, esperando por respuestas, excusas o lo que sea.
Me deben de ver la cara de molestia, o de querer golpear a alguien, deben presentir el mal humor que me cargo porque una de las empleadas se aclara la garganta y me mira vacilante.
—¿Quieres decir algo? —le inquiero con falsa amabilidad.
Este proyecto fue planeado en diciembre, se tenía que hacer el diseño, el cual se hizo y se aprobó en enero, con la empresa bajo el manejo de Frederick en aquel momento, debido a que yo me encontraba a kilómetros de la ciudad en una isla perdida en medio de la nada. Se había pactado que para la tercera semana de marzo ya estaría el prototipo listo para la prueba, pero los muy inútiles, inservibles e irresponsables no lo han terminado ni para la tercera semana de marzo, ni para la cuarta, ni tampoco para la tercera de abril.
He estado pasado la reunión de esta semana unas tres veces, les he metido excusas tras excusas para estirar el tiempo, hasta hoy. Hoy, en cuanto llamaron, me pidieron expresamente que el lunes se lleve a cabo la reunión sí o sí, o presentaran una demanda por no cumplir con los tiempos establecidos. Y la verdad que tienen toda la razón del mundo, esto debería haberse realizado hace un mes.
—¿Y? —vuelvo a preguntar cuando aún la mujer no ha hablado. Parece joven, debe de tener unos veintitrés años, y si está aquí es porque lleva en esa cabeza un muy buen cerebro.
—¿Podemos hablar en privado? —pregunta con voz baja.
—No —respondo—. Habla aquí—exijo.
—Bien —aprieta sus puños, y lame sus labios provocativamente antes de comenzar a hablar—. No tenemos excusa para no tenerlo listo —su voz es suave y seductora.
—Aja —me limito a responder—. Si no lo tienen listo para mañana a la tarde, considérense despedidos —amenazo, no recibo respuesta—. ¿Entendieron?
—Sí —se apresuran a responder los cuatro ingenieros que están a cargo de este proyecto.
Observo una vez más a la pequeña mujer frente a mí, su cabello castaño oscuro combina con el color oscuro de su piel y sus ojos marrones, tiene sus mejillas completamente sonrojadas, y me mira a través de sus pestañas. Le sonrío con picardía, no me sorprendo cuando de su parte recibo otra sonrisa junto a un guiño.
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INCENDIO © (Arder 2)
Lãng mạnSegunda parte de la Bilogía Arder La negación de Madelaine Dumont a caer por Connor Hamilton no fue tan resistente como ella creía. Ella era un fuego andante, que finalmente cayó por el gran productor y empresario. En sus brazos ella sentía la segur...