Madelaine
—No te iras a ningún lado sola —bufo al escuchar la voz profunda de Connor. El muy maldito no sé como se ha enterado que venía a la central militar donde se encuentra su hermano trabajando, incluso ha llegado antes que yo porque ya estaba en el despacho de su hermano cuando me dieron el paso. Pero, si sé cómo, sus guardaespaldas son como sus pequeños espías.
—Si me ire Connor, está decidido —le grito por tercera vez.
—Dile que no puede irse así, es peligroso —le exige a su hermano.
—No, Connor. No le diré nada. Ella sabe perfectamente a lo que se enfrenta —le responde secamente—. No seas tan cabeza dura.
—Sé que es peligroso salir sola del país, oh mierda que lo sé. Lo tengo muy presente, pero es que ya no puedo soportar esta incertidumbre, necesito la verdad —digo con la voz agotada, mis ojos se comienzan a llenar de lágrimas—. Tengo que ir— susurro.
—No tienes que hacerlo, podemos preparar todo aquí para que Dmitriy venga.
Mi plan es viajar a Londres donde vive mi familia y reunirme con el hombre con heterocromía en sus ojos para pedirle la información completa de quien es Madskin Sokdov y porque él tiene tanto poder, incluso más que Grigoriy, como para que los otros hombre bajen la cabeza o le digan señor aun cuando está atado y colgado, débil y vulnerable, igual que el poder que parece poseer Dmitriy.
—Sí, tengo que ir —susurro al borde del llanto, tomo asiento en una silla frente al escritorio de Nicholas, quien observa nuestra discusión desde su silla cruzado de brazos con expresión de aburrimiento. Me restriego la cara con una mano—. Tu no sabes lo que yo pase en esa casa, nadie lo sabe —trago saliva—, y lo que he escuchado no puedo dejarlo pasar.
—¿Qué quieres saber?
—¡Quienes son mis padres, eso quiero saber! —grito mientras las lágrimas se escapan de mis ojos sin control alguno—. Necesito saber eso y tan solo él o Juliette pueden decirmelo.
Noto que Connor y su hermano comparten una mirada, pero los ignoro.
—Madelaine —susurra tomándome por el rostro, veo sus ojos azules mirarme con una profundidad única y especial, como sabía hacerlo antes y eso me provoca un nudo en el pecho—. Explicame, te lo pido por favor. Miro a su hermano—. Vete Nicholas, déjanos solos —su hermano bufa, pero sale igual. Algo me dice que malcría de más a su hermano menor a pesar de que no quiere demostrarlo.
Suspiro mirándolo fijamente antes de contarle todo lo que recuerdo haber escuchado en la mansión rusa antes y después de esa emboscada. Le relato todo lo que he escuchado decir al padre de Grigoriy, lo que dijo Madkins y lo que decían del poder, que yo misma he logrado ver que tiene Dmitriy.
Al terminar Connor besa mi frente suavemente y me dice que entiende lo que me hace suspirar y relajarme entre sus brazos por un rato hasta que su hermano vuelve y organizamos mi partida.
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INCENDIO © (Arder 2)
RomanceSegunda parte de la Bilogía Arder La negación de Madelaine Dumont a caer por Connor Hamilton no fue tan resistente como ella creía. Ella era un fuego andante, que finalmente cayó por el gran productor y empresario. En sus brazos ella sentía la segur...