Capítulo 34

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Madelaine

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Madelaine

Media hora después de la discusión con Connor seguimos en la camioneta blindada dando vueltas por la ciudad. Nicholas aconsejó, o más bien ordenó a Marcus muy amablemente a los gritos, que nos paseara por toda la ciudad de Los Ángeles mientras revisaban la propiedad de Connor y controlaban que no nos estuvieran siguiendo.

—Madelaine —vuelve a llamarme por sexta vez, creo, consecutiva con voz ronca y diría que algo suplicante. Pero aún así como me llame y las veces que lo haga no importa, estoy molesta. No me merezco sus malos tratos por mucho que lo haya lastimado, somos personas grandes deberíamos tratarnos con respeto. Comienzo a pensar que hay algo más en él que no estoy dándome cuenta—. Sé que no debo tratarte así... —comienza y resoplo, ¡Qué inteligente se ha dado cuenta!, cuando va a seguir es interrumpido por Marcus, quien corta la llamada.

—Hemos conseguido información —nos dice— ¿Eric sigue dormido? —asiento.

—¿Fue... fue planeado? —pregunto con voz temblorosa.

—Por supuesto que sí, Maddy —responde y suspiro cansada—. Todo fue planeado meticulosamente. Parece que alguien le informa sobre tus movimientos. Ha sabido que tu piso quedó solo porque tu te ibas a Londres y ha envíado a alguien. ¿Las malas noticias? Ese alguien que fue enviado, era un ex-convicto.

—¿Era? —la confusión es más que clara en la voz del magnate.

—Se ha pegado un tiro en la cien. Está muerto. Los registros muestran que tenía que cumplir una condena de por vida debido a que hace 10 años asesinó a 50 mujeres. Por lo que deducimos con Nicholas es que la mafia roja le ha propuesto instalar las bombas en tu casa y luego terminar la tarea, o sea suicidarse.

—Debe haber sido mejor que morir tras las rejas —comenta con desdén Connor.

Cierro los ojos cuando comienzo a sentirme mal. Las náuseas me invaden, respiro hondo tratando de alejarlas, pero cada vez son más fuertes. No puedo controlarlo

—Detengan el auto —pido en un tono más alto de lo normal.

—Vamos por la carretera, Maddy. No es viable —responde Marcus.

—¿Mami, estás bien? —Eric se ha despertado. Mi cabeza da vueltas.

—Te he ordenado que detengas el coche —ordeno con la poca fuerza que me queda tapándome la boca.

No me responden, pero pocos segundos después el auto se detiene. Abro la puerta bajando rápidamente para después vomitar sobre la hierba seca. Coloco mis manos sobre las rodillas sintiendo mi respiración errática.

Joder.

En su puta vida Grigoriy me va a dejar en paz.

Quiero largarme a llorar como una niña, hacer un escándalo, un berrinche, aquí mismo hasta que el mismo Grigoriy aparezca y termine con todo esta pantomima. Quiero que aparezca y me diga que ya está, que ya se canso, pero no, eso no sucederá. No es posible, nada de eso es posible porque vivíamos en la puta realidad y Grigoriy está tan enfermo que nunca me diría algo así, es soñar demasiado. Su mente es tan perversa, tan oscura y obsesiva que hasta que no esté muerto no me dejará en paz.

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⏰ Última actualización: Mar 29, 2023 ⏰

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