Madelaine
19 de marzo, 2022
El constante y repetitivo bip hizo que arrugue mis ojos, molesta por el ruido. He soportado tanto tiempo ese ruido, lo he escuchado durante tres años seguidos, cada tarde que iba al hospital religiosamente, cuando me encontraba en Londres, para ver al hermano de Ava, y nunca, pero nunca pude acostumbrarme e ignorarlo.
Sin abrir los ojos moví el brazo, pero al hacerlo sentí que algo me pinchaba generando dolor en la zona interna de mi codo derecho. Eso me puso en alerta, entoncesabrí los ojos abruptamente, aunque me obligue a cerrarlos cuando mi retina sintió como si se quemara por la cegadora luz blanca. Por lo que comience a parpadear poco a poco, hasta que mis ojos se acostumbraron y así puedo ver a mi alrededor.
Estaba en lo que parecía una habitación de hospital, las paredes de azulejos blancos no indicaban nada, ni tampoco las dos puestas. A mi derecha observé las máquinas con su pantalla mostrando mis signos vitales.
«¿Qué hago aquí?», fue mi primer pensamiento, me encontraba totalmente desorientada. Recordaba estar en la celda culpa de la mafia rusa, recordaba a Grigoriy diciéndome con su voz fría que Eric y Connor estaban muertos, me rendí.
Ya no tenía algo por lo que luchar, deje que mi vida se hundiera en un pozo negro, muy profundo, que se llevaría todo de mí.
Pero allí estaba... A menos que ese lugar haya sido algún estilo de cielo o paraíso. Me incorporé en la camilla, mi cuerpo se sentía débil, por lo que me costó enderezarme, no tenía fuerzas.
«Sí, definitivamente esto es el más allá», pensé.
Aunque mis ilusiones por no estar más en el plano terrestre, estar más cerca de ver a mi pequeño hijo y a Connor en un supuesto más allá son totalmente eliminadas cuando la puerta se abre y entra Dmitriy—. ¿Ahora eres un ángel o algo? —pregunté sarcásticamente, el suero estaba haciendo su trabajo y me encontraba bastante fuera de sí.
—¿Ahora eres suicida o algo? —contraatacó de mal humor.
Ya no tenía el moretón de su ojo de los golpes que recibió el día del accidente en el que atentaron contra mi coche de seguridad, y lamentablemente días después la vida de uno de mis guardaespaldas se perdió; pero, lo que sí tenía era una mancha amarilla, la marca de un golpe que había sido recibido hacía poco, y el labio con una cicatriz.
—¿Qué es esto? —pregunté mirando el lugar con desconfianza y a él también.
—Una salita de urgencias.
—¿Para una persona solamente?
—Es la sala del bunker ruso en el que te encuentras por ser una completa idiota —despotrico contra mi, alcé mis cejas sin creerme lo que estaba diciendo—. ¿Qué carajos te costaba alejarte de ese tipo? Has puesto la vida de Eric en peligro. ¿Qué no ves lo que has logrado? Podría haber sido peor el resultado.
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INCENDIO © (Arder 2)
RomanceSegunda parte de la Bilogía Arder La negación de Madelaine Dumont a caer por Connor Hamilton no fue tan resistente como ella creía. Ella era un fuego andante, que finalmente cayó por el gran productor y empresario. En sus brazos ella sentía la segur...