Capítulo 18

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Madelaine

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Madelaine

11 de mayo, 2022.

Sentí que mi cuerpo estaba inerte, lo sentía muerto, sin posibilidad de poder mover alguna extremidad. Me sentía caer por un gran e interminable vacío. Mi cabeza dolía demasiado como si me hubiera sido golpeada con algo tan fuerte como para hacerme un tajo en ella.

No estaba consciente, eso lo sabía. Lo único que sabía en ese momento es que cuando pudiera estar consciente no iba a tener la fuerza para idear alguna forma de escapar.

Estaba condenada a quedarme allí.

Escuchaba murmullos que se iban haciendo cada vez más potentes.

Desvístela —ordenó la voz de un hombre en ruso.

Espera a que estén conscientes, así será más tortuoso.

Ninguno de los dos estará alegre con esto —una tercera voz algo temblorosa hablo—. Nos castigarán o nos matarán sin dudarlo. Sobre todo el jefe.

A ver, creo que te has cagado encima del miedo —gruñó la segunda voz.

El jefe cumple con su palabra, y ya nos ha amenazado. Como también lo ha hecho... —no termina la frase ya que otros pasos se escuchan.

El futuro jefe es Grigoriy, pedazo de inútil —la voz del padre de Grigoriy retumbo—. El otro imbécil nunca será el boss, dejen de ser leales. Con esa lealtad estúpida que le tienen a ese bastardo, morirán a la primera —amenazó.

¿Grigoriy no era el jefe? ¿Hay otro hombre al cual llaman jefe y al cual le tienen más lealtad que al mismísimo Grigoriy? Pero... entonces porque Grigoriy mandaba de allí y allá si había otra persona con más poder. Esos eran mis pensamientos ante lo que iba escuchando.

Señor, el jefe es boss por herencia de sangre, hasta que no muera mi lealtad estará con él.

La sangre me la paso por donde no me da el sol, mi hijo, Grigoriy —remarcó Pyort—, es el futuro boss. ¿Quieres seguir siendo leal a la estúpida conjetura de la sangre? ¿Sí? Entonces muere —en segundos se sintió el movimiento de una tela, el seguro de un arma y luego un tiro que me puso en alerta, abriendo los ojos sin pensar.

Mi vista se encontró con un salón revestido de rojo, junto con muebles también rojos. Mire hacia arriba viendo mis manos colgando por encima de mi cabeza con esposas en las muñecas que me sostenían a las cadenas de las cuales mi cuerpo cuelga. A mi costado vi colgado de sus muñecas, igual que yo, e inconsciente al Madkins, el hombre del sótano quien me desvelo información que aún no he podido procesar.

Al volver mi mirada me encontré con dos hombres vestidos de negro con un arma en sus manos, un cuerpo con sangre a su alrededor, que puedo asegurar que era el tipo que le juraba lealtad a su llamado «jefe» y el padre de Grigoriy, quien miraba a los hombres vestido diferente a él.

INCENDIO © (Arder 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora